22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

En esta fecha encontramos distintas reacciones y cambios de humor. Uno de estos es la depresión. No es un problema de fe ni de rebelión; por el contrario, se trata de personas que han amado la Navidad desde niños pero que, al volverse adultos, viejas nostalgias empiezan a herir sus recuerdos.

Fernando Maestre,Opina.21
fmaestre@peru21.com

Hay casos en los que la ilusión es intensa pero, conforme llega la Nochebuena, vuelve el recuerdo de los padres muertos, de hermanos que están lejos o de seres queridos a los que ya no se pueden acercar; esto genera la sensación de que en la mesa navideña hay sillas vacías que quiebran el espíritu festivo. Por eso, en esta época hallamos la inmensa alegría de los niños, la ilusión de celebrar el onomástico de Cristo, pero no faltan los que lloran por los ausentes. Los deprimidos suelen escapar por caminos inadecuados, como llegar tarde a la cena o fugar por el alcohol. Hay quienes tienen doble hogar y no pueden dividirse; no falta quien tiene problemas con sus hijos. Por eso, hay que centrarnos en el verdadero significado de la Navidad, que es el regalo más grande que Jesús nos ha hecho: el perdón de nuestros pecados a través de su muerte.


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