Gianfranco Castagnola,Al.Mercado
gcastagnola@peru21.com
Este año se inicia auspicioso para el gobierno del presidente Ollanta Humala. Su popularidad está en un elevado –para estándares peruanos– 53%; la economía viene creciendo, con solidez, a un ritmo anual de 6.5%; la confianza empresarial y la del consumidor están en niveles altos, y la agenda política está dominada por temas que no lo afectan (la revocatoria, por ejemplo). El entorno es ideal para tomar decisiones no necesariamente populares, pero con gran impacto en la calidad de vida de la población. La concesión de Sedapal y de otras empresas de saneamiento es el mejor ejemplo: son un completo desastre y no hay forma de mejorar su gestión bajo la órbita estatal. Hubiera sido lamentable que el Gobierno despilfarrara ese capital político en decisiones como la aprobación de una ley electoral que permitiera a la primera dama postular a la Presidencia en 2016. Ello habría debilitado nuestra frágil institucionalidad política. La propuesta de la ONPE, afortunadamente, fue retirada.
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