Gianfranco Castagnola,Al.Mercado
gcastagnola@peru21.com
Quienes viajan al sur pueden apreciar la diferencia entre la autopista hasta Pucusana –irregular y llena de huecos–, en manos de Emape, y la bien mantenida Pucusana-Chincha, gestionada por un concesionario privado. Hizo bien la Municipalidad de Lima en concesionar todas las vías que administraba Emape y otras nuevas que deberán construirse con compromisos de inversión de centenares de millones de dólares. En dos o tres años debiéramos ver los resultados y la mejora del transporte. La municipalidad debería ir más allá y estudiar mecanismos de concesión del mantenimiento de toda la infraestructura manejada por Emape (puentes, por ejemplo). Contratos a largo plazo implican menores costos y mayor eficiencia. Y lo puede hacer, porque no solo tiene el respaldo de los sectores que creen en la importancia de la inversión privada, sino también con el silencio de quienes en el pasado se opusieron radicalmente a las concesiones de puertos, aeropuertos y carreteras.
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