Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com
Los ancianos tienen necesidad de cuidados y de compañía; los jóvenes, de trabajo y de esperanza, pero no tienen ni lo uno ni lo otro, y el problema es que ya no los buscan. Han sido aplastados en el presente. Dígame usted: ¿se puede vivir aplastados en el presente? ¿Sin memoria del pasado y sin el deseo de proyectarse en el futuro construyendo un proyecto, un porvenir, una familia? ¿Es posible continuar así? Esto, en mi opinión, es el problema más urgente que la Iglesia tiene ante sí”. “Santidad”, responde Scalfari, “es un problema sobre todo político y económico, se refiere a los Estados, a los gobiernos, a los partidos, a las asociaciones sindicales”.
“Cierto, tiene usted razón” –dice el Papa– “pero se refiere también a la Iglesia, es más, sobre todo a la Iglesia, porque esta situación no hiere solo los cuerpos, sino también las almas. La Iglesia debe sentirse responsable tanto de las almas como de los cuerpos”. Scalfari: “Santidad, usted dice que la Iglesia debe sentirse responsable. ¿Debo deducir que la Iglesia no es consciente de este problema y que usted la incita en esta dirección?”. “En amplia medida esa conciencia existe, pero no lo suficiente. Yo deseo que exista más. No es este el único problema que tenemos delante, pero es el más urgente y el más dramático”, responde Francisco.
El Papa agrega: “Cada uno tiene su idea del Bien y del Mal, y debe elegir seguir el Bien y combatir el Mal como él los concibe. Bastaría esto para mejorar el mundo”.
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