Claudia Eraso
Sommelier de Orient Express.
Siempre se ha visto al vino rosado como una opción veraniega y piscinera, cercano al mar, a un hotel o al barquito a la deriva. En la mente del común de la gente estuvo asociado con el vino de volumen, malo, el que tomaba el abuelo cuando no había nada mejor. Esto nada tiene que ver con el rosado de ahora. Los nuevos vientos nos traen rosados modernos, llenos de fruta. Muchas veces estos mostos son las sangrías o primeros jugos de grandes vinos: de allí su vinificación continua sin pieles. Otras, las uvas no gozan de tanta concentración y dan un excelente tinto que se vinifica cual blanco, sin piel, con fermentación a temperatura baja y poca extracción de color. Así se rescata la fruta y la frescura de la uva tinta; el resultado, un vino aromático pero sin estructura tánica y color. Estos días ‘hot’ nada mejor que un Abadal Rosado de Cabernet Sauvignon y Sumoll, pleno de frutas rojas, con acidez marcada y sin excesos; en boca, jugoso y ligero, ideal para crudos de mar, pizzas con frutos de mar o solo para mirar el atardecer… pies en la arena. Salud. S/. 63 en www.vita.com.pe
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