Un sapo de la Amazonía se aparea con hembras muertas por asfixia durante el acto sexual, en una estrategia para evitar la pérdida de los óvulos y preservar la especie, que ha sido documentada por biólogos brasileños.
Tras provocar accidentalmente la muerte de la hembra por ahogamiento debido a su peso, el macho mantiene el abrazo sobre su compañera incluso durante horas, a la espera de que libere los óvulos en el agua para fecundarlos, explicaron a la agencia EFE los investigadores.
De acuerdo con los biólogos del estatal Instituto Nacional de Pesquisas de la Amazonía (INPA), la muerte de hembras durante el apareamiento es común en las especies de sapos que acostumbran a concentrarse masivamente en charcos o lagunas para reproducirse.
“Por lo general, lo que ocurre con las especies con un comportamiento similar es que, cuando la hembra muere, el macho deja de abrazarla y la fecundación se pierde. Descubrimos que, en esta especie, el macho sigue apretando a la hembra ya muerta hasta alcanzar la fecundación” explicó la bióloga Albertina Lima, investigadora del INPA y una de las autoras del artículo en que fue descrita la necrofilia.
POR QUÉ OCURRE
La especie identificada como necrófila es la Rhinella proboscidea, que mide hasta 5.5 centímetros. Es endémica de la Amazonía central y difícil de ser observada debido a que no sobrevive en regiones desforestadas.
La especie practica la “reproducción explosiva”, que se produce cuando un número muy elevado de individuos se concentra durante dos o tres días en los lugares de reproducción, por lo general pozas de agua o cabeceras de los ríos.
Las hembras acuden al lugar para dejar sus óvulos a la espera de que sean fecundados y se retiran, pero los machos permanecen todo el tiempo allí, disputándose las posibles compañeras.
“Cuando la hembra entra al agua muchos machos intentan subir sobre ella y, sin dejarla volver a la superficie, terminan ahogándola”, explica William Magnusson, también investigador del INPA y otro de los autores del descubrimiento.
“Se trata de una muerte accidental. No es intencional. Son muchos machos disputando cada hembra que llega. Vimos pequeños charcos en que se concentraban entre 50 y 100 sapos y llegamos a contar más de 10 hembras muertas. No sabemos si se trata de un número elevado o no. Aún tenemos que estudiarlo”, explicaron.
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