Reuters
El Papa Francisco aprobó una propuesta de reforma que mantendrá operativo al Banco del Vaticano y que pone fin a un año de especulación sobre si el Pontífice cerraría la institución, cuyos escándalos han avergonzado a la Iglesia Católica por décadas.
El propósito del banco, formalmente denominado Instituto de Obras para la Religión (IOR), es manejar los fondos de las órdenes de sacerdotes y monjas de la Iglesia, de instituciones caritativas, y de los empleados y jubilados del Vaticano.
Pero la entidad se ha visto salpicada por una serie de escándalos en las últimas décadas, incluyendo acusaciones de lavado de dinero.
“(El banco) continuará funcionando con prudencia y proporcionará servicios financieros especializados a la Iglesia católica en todo el mundo”, dijo el lunes la Santa Sede en un comunicado en el que anunció que Francisco había aprobado las recomendaciones sobre el futuro de la institución.
Monseñor Nunzio Scarano, un excontador del Vaticano que tenía relaciones muy cercanas con el IOR, está atravesando actualmente un juicio en el que se lo acusa de desviar millones de dólares a Italia desde Suiza como parte de un esquema para ayudar a amigos ricos a evadir impuestos.
Scarano también ha estado acusado en otros casos de lavado de millones de euros a través del IOR.
Por su parte, Paolo Cipriani y Masssimo Tulli, exdirector y exvicedirector del banco que renunciaron en julio pasado después del arresto de Scarano, han sido enviados a juicio por cargos de violación a las leyes contra el lavado de dinero.
El escándalo más famoso que involucra al IOR tuvo lugar en 1982, cuando se detectó su participación en la quiebra fraudulenta del Banco Ambrosiano de Italia, cuyo presidente Roberto Calvi, fue hallado colgado de un puente en Londres.
Durante el 2013, el IOR ha sido sometido a una transformación bajo la presidencia del alemán Ernst von Freyberg. Cerró centenares de cuentas e instauró estrictas reglas contra el lavado de dinero y puso en marcha varias investigaciones sobre actividades sospechosas.
El nuevo comunicado habla de un “plan para asegurar que el IOR pueda cumplir con su misión como parte de las nuevas estructuras financieras de la Santa Sede”, que será supervisado por el Papa, quien ha asegurado que la entidad será transparente.
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