La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), que supervisa la destrucción del arsenal de Siria, ganó hoy el Premio Nobel de la Paz 2013.
La OPAQ, una organización relativamente pequeña con un presupuesto modesto, envió a sus expertos a Siria luego de que un ataque con gas sarín causara la muerte de cientos de personas en agosto.
Su despliegue, respaldado por Naciones Unidas, ayudó a evitar un ataque estadounidense contra el presidente sirio, Bashar al Assad.
Thorbjoern Jagland, jefe del comité del Premio Nobel de la Paz, expresó que el galardón era un recordatorio para que las naciones con grandes reservas de armas químicas, como Estados Unidos y Rusia, se deshagan de sus propios arsenales, “especialmente porque están demandando que otros hagan lo mismo, como Siria”.
“Ahora tenemos la oportunidad de deshacernos de una categoría completa de armas de destrucción masiva. Sería un gran suceso en la historia si pudiéramos lograrlo”, expresó Jagland.
La misión de la OPAQ no tiene precedentes en medio de una guerra civil, que ha devastado Siria y causado la muerte de más de 100,000 personas. Miembros del organismo con sede en La Haya quedaron bajo fuego el 26 de agosto en Siria.
Mientras la inspección y la destrucción de las armas químicas continúa, con un equipo de 27 expertos en el campo, las fuerzas de Assad y los rebeldes continúan con fuertes enfrentamientos en todo el país con armas convencionales.
Este reconocimiento para la OPAQ marca el retorno a las raíces clásicas del Nobel de la Paz, relacionadas con el desarme, luego de algunas premiaciones recientes como las de la Unión Europea en 2012 y el presidente estadounidense, Barack Obama, en 2009.
Esos galardones generaron críticas respecto de que el comité se estaba alejando del espíritu del premio, fundado por el sueco Alfred Nobel, inventor de la dinamita.
Su testamento de 1895 señala que el premio debía entregarse en relación con una de tres causas: la fraternidad entre naciones, la abolición o reducción de los ejércitos y la formación y expansión de congresos de paz.
“Siempre ha sido nuestra posición, nuestra quintaesencia, trabajar para la paz. (Pero) no sólo para la paz, trabajamos para fortalecer las normas humanitarias”, dijo a la agencia Reuters Malik Ellahi, asesor político del director general de la OPAQ.
“Las armas químicas son cosas horribles y nunca deben usarse, y eso no sólo contribuye con el desarme sino con el fortalecimiento de la humanidad dentro de nosotros”, agregó.
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