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México: Conoce los secretos de Leandra Becerra para llegar a los 127 años

Anciana celebrará un nuevo onomástico este domingo en la ciudad de Guadalajara. Tiene 153 descendientes.

Leandra Becerra vive en Guadalajara, en casa de uno de sus nietos. (EFE)
Leandra Becerra vive en Guadalajara, en casa de uno de sus nietos. (EFE)

EFE (Guadalajara)
Días enteros de sueño, un buen apetito y el cariño de sus 153 descendientes son los secretos de la longevidad de la mexicana Leandra Becerra Lumbreras, quien este domingo cumple 127 años y que, de confirmarse su edad, sería la mujer más longeva de su país y probablemente del mundo.

Doña Leandra nació el 31 de agosto de 1887 y ha transitado por tres siglos, lo que no le impide conversar y tener cierta movilidad, pese a la sordera y las cataratas que padece.

Los datos de su nacimiento están documentados en un acta certificada por jueces y notarios después de una investigación en su natal Tula, en el estado de Tamaulipas.

Su registro de nacimiento original, si es que lo hubo, pudo haberse extraviado hace 40 años cuando ella migró a Guadalajara, para vivir con una de sus hijas, explica su bisnieta Miriam Alvear, de 43 años. No es raro que falte ese documento porque el Registro Civil mexicano tiene poco más de un siglo y medio.

Becerra vive en una casa de su nieto Samuel Alvear en Zapopan, municipio de la zona metropolitana de Guadalajara, capital del estado de Jalisco. Su vida transcurre entre periodos de sueño de tres días seguidos y las visitas de la poca familia que tiene en esta ciudad.

Su descendencia vive entre Jalisco y Tamaulipas. Suma, hasta ahora, más de 153 personas: 5 hijos, 20 nietos, 73 bisnietos y 55 tataranietos. Algunos de ellos le organizarán la fiesta de cumpleaños.

Doña Leandra busca siempre la mano de quienes se acercan a saludarla y la sostiene fuertemente entre las suyas. En su silla de ruedas, espera soplar las velas con un sabroso pastel, pues apetito no le falta.

“Quiero frijoles con gordas (tortillas)”, le exige a Celia Hernández, su nieta política.

Extraña ese que es su platillo favorito, pero se conforma con la taza de leche y el suplemento alimenticio que le dan. Por indicación médica no puede ingerir ningún alimento sólido.

Becerra tenía 23 años cuando estalló la Revolución Mexicana, 82 cuando el hombre pisó la Luna y 113 al entrar el nuevo milenio. Ha enterrado a sus cinco hijos y a algunos de sus nietos. El más reciente murió en 2013. Tenía 90 años.


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