“Algún día habrá que levantar un monumento en homenaje a la compañía brasileña Odebrecht”, dice al inicio de su reciente columna en el diario El País de España, el Nobel peruano Mario Vargas Llosa.
En su opinión, la empresa brasilera ha obrado como ningún gobierno, empresa o partido político en “revelar la corrupción que corroe” en América Latina, así como fomentarla.
Tras dar un breve paseo por la historia de corrupción de la empresa brasileña, sus principales ejecutivos y las consecuencias que pesan sobre ellos, menciona que tres países de América Latina están implicados en este caso de corrupción: Panamá, Colombia y Perú.
Y es en este último país, donde el escritor nació, en el que se detiene para mencionar al ex presidente Alejandro Toledo, a quien —según explica— “Odebrecht habría pagado 20 millones de dólares”. Más abajo en la columna, sentencia:
“Espero que Toledo regrese al Perú ‘motu proprio’, o lo regresen, y sea juzgado imparcialmente, algo que, a diferencia de lo que ocurría durante la dictadura fujimorista, es perfectamente posible en nuestros días. Y si es encontrado culpable, que pague sus robos y la enorme traición que habría perpetrado con los millones de peruanos que votamos por él y lo seguimos en su campaña a favor de la democratización del Perú contra los usurpadores y golpistas. Lo traté mucho en esos días y me parecía un hombre sincero y honesto, un peruano de origen muy humilde que por su esfuerzo tenaz había —según le gustaba decir— “derrotado a las estadísticas”, y estaba seguro de que haría un buen gobierno”.
Poco antes, sostiene que su hijo Álvaro (Vargas Llosa) “rompió” su relación con Toledo y que él no supo entender el por qué, y que incluso esto provocó que se distanciaran, pero “ahora —escribió— me excuso con él y alabo sus sospechas y olfato justiciero”.
Para concluir con Toledo en su columna del diario El País, Vargas Llosa dice que durante los 5 años de su gobierno se respetaron las libertades públicas, la libertad de prensa, la política económica, y el país creció. Pero que con este escándalo todo eso ha quedado en el olvido.
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