Tras un mes de negociaciones entre diversos partidos políticos de Japón, el Gabinete aprobó una histórica modificación de su Constitución pacifista, la que ahora acaba con la prohibición de usar la fuerza para resolver conflictos internacionales.
Es decir, las condiciones incluidas en la Carta Magna del país asiático estipulan que ahora podrá defender a sus aliados en caso sean atacados, lo cual era limitado por el artículo 9 de la Constitución, que impide estrictamente al país declarar la guerra a otras naciones.
Esta medida, impulsada por el primer ministro, Shinzo Abe, busca aumentar el perfil militar de Japón y darle un papel más activo internacionalmente.
“Japón necesita un marco legal sin fisuras para hacer frente a las amenazas a su seguridad”, explicó Abe en una conferencia de prensa, en la que también explicó que pese a la modificación del texto, el país mantendrá su condición pacifista.
Los que se encuentran a favor esta modificación alegan que Japón podrá ejercer por primera vez la “autodefensa colectiva”, que expresa que puede iniciarse un conflicto si “la existencia del país (aliado) se ve amenazada y existe un claro peligro de que se vean anulados los derechos del pueblo a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”.
Sin embargo, la polémica norma ha desatado una ola de protestas y disturbios. El domingo 29 de junio, por ejemplo, un hombre entre 50 y 60 años se quemó a lo bonzo en una de las principales estaciones Tokio tras manifestar su rechazo a la modificación de la ‘Constitución de la Paz’, redactada tras la Segunda Guerra Mundial.
Tras ser aprobada por el Ejecutivo, la medida debe ser ratificada por el Parlamento nipón, por lo que no se descarta que a la cláusula se le planteen algunas restricciones antes del visto bueno definitivo.
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