Unos 800 bebés participaron en un concurso de llanto que se celebra anualmente para elegir al bebé más llorón de Japón. Los pequeños, de entre 6 y 18 meses, deben ir superando eliminatorias en las que gana el primer bebé que llore por los gritos del árbitro.
El evento se celebra en un pequeño dohyo o cuadrilátero de sumo y los bebés van vestidos con happis, chaquetas tradicionales, y llevan cintas en la cabeza.
El enfrentamiento comienza cuando el árbitro empieza a gritar a los dos bebés y el primero que llora es el ganador. A pesar de los esfuerzos de los árbitros, algunos de los pequeños permanecieron impasibles o incluso sonrientes.
Para los japonenses, estos llantos sirven como oración por la salud y el bienestar de los bebés. Este año el concurso se realizó en la ciudad de Hiroshima, en el oeste del país.
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