Este domingo cerca de 50 millones de electores de Italia acudirán a las urnas para votar por una reforma constitucional impulsada por el primer ministro, Matteo Renzi.
En caso venza el voto en contra, Renzi podría ser forzado por la oposición del país a renunciar y afectar la estabilidad económica de la Unión Europea.
Al mediodía de Italia, solo el 20.14% de los italianos acudieron a las urnas a emitir su voto. Las primeras estimaciones con resultados a boca de urna se conocerán poco después del cierre, seguidas por los resultados oficiales a lo largo de la noche en Italia.
La incertidumbre por el resultado genera nerviosismo en toda Europa y sobre todo en los mercados, que temen una nueva fase de inestabilidad en la tercera economía de la eurozona.
Las propuestas
Entre los cambios que ha propuesto Matteo Renzi —en el poder desde 2014—, se encuentran una drástica reducción de los poderes del Senado que tiene como objetivo facilitar la gobernabilidad y acelerar el proceso legislativo.
El referéndum propone además el fin del sistema parlamentario y reducir el número de escaños del Senado, de 300 a unos 100.
Estas propuestas han sido criticadas por los partidos políticos, desde aquellos de la extrema izquierda hasta los de la extrema derecha.
Asimismo, varios miembros del movimiento político de Matteo Renzi, el Partido Democrático, se han opuesto a la propuesta. De acuerdo a ellos, es una reforma que “otorga demasiado poder al jefe de Gobierno”.
Beppe Grillo, líder del partido populista Movimiento Cinco Estrellas, es el principal opositor a las reformas de Renzi y ha anunciado que pedirá elecciones anticipadas en caso de que gane el No en la consulta.
Las críticas provienen además de prestigiosos intelectuales y expertos en Derecho Constitucional quienes consideran las medidas propuestas de Renzi como “un retroceso democrático” de corte “autoritario”.
Los últimos sondeos publicados hace dos semanas, dado que está prohibida informar de ellas 15 días antes del referéndum, daban entre 5 y 8 puntos de ventaja al no. Sin embargo, muchos electores aún estaban indecisos sobre su voto.
En tanto, Renzi considera la modificación como un “paso histórico” para modernizar a Italia y acelerar la actividad legislativa.
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