La Policía griega empleó gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a miles de manifestantes que abarrotaron la plaza Syntagma, frente al Parlamento de Atenas, en una imponente muestra de descontento contra los legisladores que estaban debatiendo un nuevo plan de medidas de austeridad.
El Gobierno griego busca superar divisiones y aprobar finalmente un paquete de ajuste necesario para asegurarse la vital ayuda internacional, aunque aún enfrenta algunas disidencias internas además de la ira popular.
La violencia estalló cuando un puñado de manifestantes intentó sobrepasar una barricada para entrar en el Parlamento, donde se espera que el primer ministro Antonis Samaras obtenga una ajustada victoria que lo habilite a recortar el presupuesto, aumentar impuestos y aplicar reformas laborales en una votación que se extendería toda la noche.
El partido más pequeño de la coalición de Gobierno conservadora-liberal se opone a las medidas. La sesión se vio brevemente interrumpida cuando los trabajadores del Parlamento hicieron huelga y los legisladores de la oposición salieron de la cámara en protesta.
Fuera del Parlamento se oían fuertes estallidos mientras los manifestantes lanzaban bombas molotov y la Policía respondía con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras. En la calle junto al Congreso se veía humo y pequeños fuegos.
“¡Son ellos o nosotros!”, “¡Peleen! Nos están chupando la sangre” y “¡Pongan fin a este desastre!” gritaban los casi 100,000 manifestantes que ondeaban banderas italianas, portuguesas y españolas, en solidaridad con otros países europeos sumidos en la crisis.
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