Francia se prepara para estrenar nuevo Gobierno este martes, tras la dimisión sorpresa del Ejecutivo presentada por el primer ministro socialista, Manuel Valls, al presidente François Hollande.
La decisión de la renuncia y nueva formación del Ejecutivo se tomó de común acuerdo entre Hollande y Valls, y parece un gesto para demostrar que no se tolerarán las disidencias de los ministros.
El mandatario pidió a Valls “formar un equipo que sea coherente con las posiciones que él (el jefe de Estado) ha definido para el país”, anunció la Presidencia.
La noticia, que sorprendió a los analistas, llegó tras las críticas por parte del ministro de Economía, Arnaud Montebourg, del ala más a la izquierda de los socialistas, a la política de austeridad del Ejecutivo y a la canciller alemana Angela Merkel.
Este había sido llamado al orden este domingo por el entorno de Valls, que consideró inaceptables sus virulentas críticas.
“Se considera que traspasó una línea amarilla en la medida en que un ministro de Economía no se puede manifestar en tales condiciones sobre la línea económica del gobierno y sobre un socio europeo como Alemania”, declaró a la agencia AFP un colaborador de Valls.
Montebourg, de 51 años, confirmó que dejará el cargo de ministro de Economía para “recuperar su libertad”. Insistió en sus declaraciones anteriores y reiteró que las políticas de austeridad y reducción de los déficits son un “absurdo financiero”, ya que “lastran el crecimiento”.
En una entrevista publicada este sábado por el diario Le Monde, Montebourg criticaba la línea económica de Valls y Hollande, ambos socialistas como él.
“Alemania ha caído en la trampa de la política de austeridad que ha impuesto a toda Europa. (…) Francia no tiene vocación de alinearse con los axiomas ideológicos de la derecha alemana”, declaró.
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