Jonathan y Marine Dupré, una pareja que vive en Neufchâtel-en-Bray, al noreste de Francia, se enteraron que su hija de 5 años, Naëlle, sufría un cáncer de riñón y que tenía un tumor de 13 centímetros, según reportó Le Réveil de Neufchâtel.
Su padre —un trabajador de la fábrica de vidrio Pochet du Courval, en Sénarpont— agotó todos sus días de vacaciones entre consultas médicas y sesiones de quimioterapia, por lo que ya no podía acompañar a su hija en el resto de su tratamiento.
Entonces, fue cuando sus compañeros de trabajo decidieron ayudarle cediéndole sus vacaciones, esto es, hasta 350 días libres. La idea se la propuso su propio jefe de equipo.
“Pedimos una cita con la dirección de recursos humanos de la empresa y aceptaron la idea”, recordó el padre de la niña.
En Francia, desde mayo de 2014, una ley permite ceder días a un compañero de trabajo para cuidar de un familiar enfermo.
“Me emocioné mucho. Era un peso para nosotros. Ahora no tenemos más problemas para cuidarla ni para desplazarnos a las pruebas y a los tratamientos”, declaró Jonathan al rotativo francés.
Naëlle fue operada el pasado diciembre y se le aplicó un tratamiento de quimioterapia de 31 semanas. Ahora que su cáncer está en proceso de remisión se siente feliz de saber que su padre se quedará con ella en casa.
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