Ante la renuncia de su principal aliado en el gobierno y su posible destitución por un juicio político, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, volvió a calificar este recurso, impulsado por la oposición, como un “golpe de Estado”. Sostuvo que no existen razones para acabar con su gobierno.
Las declaraciones fueron pronunciadas en un acto en el que anunció nuevas metas para un programa de construcción de viviendas populares, al que asistieron activistas de movimientos sociales y simpatizantes de la mandataria.
Asimismo, Rousseff planteó que, si es destituida de la presidencia, aquellos que impulsan el juicio político podrían terminar con los programas sociales puesto que, según anotó, “no los aceptaron nunca” pese a que han beneficiado a millones de brasileños en los últimos años.
NIEGA LOS CARGOS
La oposición acusa a la jefa de Estado de avalar unas maniobras contables para maquillar los resultados del gobierno en los últimos dos años, las cuales fueron detectadas por el Tribunal de Cuentas.
Rousseff manifestó que estos actos no configuran el delito de responsabilidad – hecho que la Constitución prevé como causal de destitución – debido a que las únicas cuentas que pueden ser juzgadas son las del 2014, pues las del 2015 aún no han sido recibidas por el Congreso para su aprobación o rechazo.
SABÍA QUE
- Un nuevo sondeo preparado por la consultora Ibope señala que el 69% califica al gobierno de Dilma Rousseff como “malo” o “terrible”.
- Solo un 10% de la población considera el mandato del PT como “bueno” o “muy bueno”.
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