Un tribunal de Xinjiang ha condenado a muerte a tres personas por su papel en el atentado efectuado en octubre pasado en la plaza Tiananmen, en Pekín, en el que murieron cinco personas cuando tres miembros de una familia de Xinjiang lanzaron el coche en el que iban contra los visitantes que abarrotan la popular plaza e incendiaron el vehículo. El tribunal ha sentenciado a otra persona a cadena perpetua y a cuatro más a penas de cárcel que van de cinco a 20 años por el mismo motivo, según han informado este lunes la agencia oficial Xinhua y la cadena de televisión pública CCTV.
La decisión se produce en medio de la campaña antiterrorista de un año de duración a escala nacional puesta en marcha por el Gobierno tras la cadena de ataques contra civiles ocurridos en los últimos meses tanto dentro como fuera de Xinjiang, región autónoma del oeste del país, hogar de la minoría musulmana uigur.
Los tres condenados a muerte fueron acusados de suministrar fondos para llevar a cabo el atentado el 28 de octubre en Tiananmen. Según Xinhua, viajaron a Pekín el 7 de octubre para facilitar el dinero con el que comprar un vehículo todoterreno, gasolina, cuchillos y otros materiales utilizados en el ataque. Los ocho implicados fueron detenidos a los pocos días del incidente. Los tres ocupantes del vehículo muertos en el atentado –a los que Pekín calificó de militantes separatistas de Xinjiang– fueron el conductor, su madre y su esposa, según las autoridades chinas.
El atentado en Tiananmen –el primero en sacudir la capital china en los últimos años– supuso el inicio de lo que parece un cambio de estrategia de la insurgencia contra el Gobierno en Xinjiang puesta en marcha por radicales.
Hasta entonces, los ataques armados que regularmente castigan a esta zona del noroeste de China rica en recursos naturales se producían dentro de la región autónoma y se dirigían contra comisarías de policía y miembros de las fuerzas de seguridad. Desde entonces, se han expandido a otras provincias de China, aunque no han dejado de afectar a Xinjiang.
Pekín afirma que los responsables de la violencia son terroristas motivados por el extremismo religioso, que buscan la independencia de Xinjiang y tienen conexiones con grupos islamistas en el extranjero. Dice que quieren crear un estado propio llamado Turkistán Oriental. Frente a las acusaciones de represión y dominio económico, asegura que ha llevado el progreso a la región y ha mejorado el nivel de vida de la gente. Los uigures representan el 47% de la población de Xinjiang y los han, el 38%, según datos del Gobierno regional de 2011. El resto pertenece a otras minorías.
Las autoridades evitan identificar a los responsables de los atentados como uigures para no demonizar a todo el grupo étnico, pero al llamarlos habitualmente extremistas de Xinjiang la asociación está clara. Todos los sentenciados por el atentado en Tiananmen parecen tener nombres de origen uigur.
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