Un prisionero gravemente enfermo obtuvo el derecho de recibir la eutanasia en Bélgica, siendo la primera vez que dicha práctica se aplica a un detenido desde su legalización hace 10 años.
El hombre, del que no se ha hecho pública su identidad, padecía de una enfermedad terminal y había sido condenado a una larga pena de cárcel.
Según Francis Van Mol, director general del Servicio de Salud Penitenciaria, el preso había pedido en reiteradas ocasiones que se le permitiera recurrir a la eutanasia, a lo que finalmente se procedió.
La eutanasia solo se puede practicar en el país en caso de peticiones reiteradas y siempre que diferentes médicos acrediten que existe un sufrimiento mental o físico incurable.
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