Científicos utilizaron un nuevo método para analizar trazas de ADN halladas en los huesos de tres esclavos africanos del siglo XVII que les permitió determinar por primera vez sus países de origen.
Hasta ahora era difícil determinar con exactitud la procedencia de los 12 millones de esclavos africanos transportados a América entre 1500 y 1850. Había pocos datos precisos en la época y, si bien era posible saber de qué puerto habían sido embarcados, los verdaderos países de origen eran un misterio.
Pero en este caso, el ADN extraído de los esqueletos de tres esclavos permitió determinar que eran originarios de regiones que hoy pertenecen a Camerún, Ghana y Nigeria, según un estudio publicado el lunes en la revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences (Actas de la academia estadounidense de las ciencias).
Los huesos de dos hombres y una mujer fueron desenterrados en 2010 en un sitio de construcción en la isla de San Martín, en el Caribe. Gracias al nuevo procedimiento, los investigadores hallaron que los llamados “tres de Zoutsteeg” venían de una zona en Camerún donde se hablaba la lengua bantú.
“Estos descubrimientos ofrecen las primeras pruebas directas del origen étnico de los esclavos africanos”, señala el estudio conducido por Hannes Schroeder, del centro de geogenética del Museo de Historia Natural de la Universidad de Copenhague.
También “demuestra que los elementos del genoma permiten responder a preguntas históricas que desde hace tiempo carecían de respuesta”.
Este nuevo método permitirá hacer sólidos avances en la investigación de otros restos arqueológicos descubiertos en regiones tropicales, que por el clima cálido contienen poco ADN.
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