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Opinión

Durante el segundo gobierno de Belaunde, y ante la influencia que adquirieron allegados a Violeta Correa, Sofocleto se refería a la posición de la sábana para identificar el origen de un funcionario. De esa manera se conocía de la mano de quién había llegado.

Fritz Du Bois, La opinión del director
Durante el segundo gobierno de Belaunde, y ante la influencia que adquirieron allegados a Violeta Correa, Sofocleto se refería a la posición de la sábana para identificar el origen de un funcionario. De esa manera se conocía de la mano de quién había llegado. Pero las dos sábanas estaban en la misma cama, no tenían proyectos separados. Lo que es bueno recordar porque no es la primera vez que tenemos a la esposa de un presidente que esté políticamente involucrada. Lo que diferencia a Nadine Heredia de otras primeras damas –de perfil bajo, con excepción de Eliane Karp– es el protagonismo que está tomando. Así, tenemos que siempre está participando en algún lanzamiento o inaugurando algo, con lo cual su presencia en los medios es prácticamente diaria y, ciertamente, aparece más seguido que el mandatario.

Por otro lado, la labor que viene realizando, y su elocuencia, complementa el trabajo de su esposo, quien es más parco. Incluso, la combinación les está dando resultados, como queda reflejado en el grado de popularidad que ambos vienen logrando. Sin embargo, como ocurre frecuentemente al comienzo de un gobierno que tiene un buen nivel de aprobación, ya están pensando en cómo repetir el plato. Pero el problema en las filas oficialistas es que deben de mirar alrededor, y lo que ven es un enorme desierto de potenciales candidatos.

Por ello es que algunos quieren posibilitar la candidatura de Nadine Heredia a la Presidencia, que no es más que el intento usual de buscar que se permita la reelección al inicio de un mandato. Aunque sería, en esta ocasión, un tanto encubierta y sin tomar en cuenta nuestra reciente experiencia con una reelección que acabó de un modo dramático. Ni tampoco la de la región, donde el ‘reinado’ de Hugo Chávez y el nepotismo en Argentina van hacia un despeñadero casi asegurado.

En realidad, no hay mejor manera de lograr que no se desbanden quienes están gobernando que la alternancia en el poder y la rotación en los cargos. La renovación política es fundamental, y no nos parece mala la idea de Alan García de no permitir la reelección inmediata, ni siquiera la de los parlamentarios. Más aún, la historia nos ha enseñado que, con el ejercicio prolongado del poder, el riesgo que este corrompa es muy alto, y los gobernantes que se han entornillado nunca han beneficiado en el largo plazo a sus ciudadanos.

Por tanto, cualquier intento de reelección no solo estaría condenado electoralmente al fracaso sino que, además, se convertiría en un lastre que limitaría lo que podría hacer el Gobierno en la segunda parte de su mandato. Sin duda, Nadine Heredia tiene un techo amplio para seguir participando en política por muchos años, por lo que debería esperar con paciencia su momento y no quemarlo apresurándolo.


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