22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Escuchando a una delegación cubana en la radio, retrocedimos 50 años. De pronto estábamos en medio de la guerra fría. “El enemigo nos puede invadir en cualquier momento y nos quiso matar desapareciendo a la mitad de nuestros médicos”, fue la frase de un congresista que debe de ser el equivalente caribeño de McCarthy, quien veía a comunistas debajo de la cama envenenando a los norteamericanos.

Fritz Du Bois,La opinión del director
Escuchando a una delegación cubana en la radio, retrocedimos 50 años. De pronto estábamos en medio de la guerra fría. “El enemigo nos puede invadir en cualquier momento y nos quiso matar desapareciendo a la mitad de nuestros médicos”, fue la frase de un congresista que debe de ser el equivalente caribeño de McCarthy, quien veía a comunistas debajo de la cama envenenando a los norteamericanos.

Incluso, el comentario fue para vender las bondades de su sistema médico, uno de los supuestos logros del modelo cubano. Aunque habría que preguntarle a Chávez si no está arrepentido de no haber ido a Houston para ser operado; a la luz de los resultados, debe sentir que fue demasiado exagerado con su compromiso revolucionario.

En todo caso, la visita ha desinflado las reformas anunciadas por Castro. Por ejemplo, la liberación de los mercados para ellos es cerrar un ministerio y transferirle la responsabilidad y funciones a una empresa del Estado, en la cual trabajarán los mismos que antes estaban en la planilla gubernamental. Brillante cambio.

Luego hablaron de ‘reforma migratoria’ – para ellos, el derecho a la libertad de movimiento es un concepto extraño– que se fue desvirtuando al conocer que no están comprendidos los disidentes y por el astronómico costo que han fijado para que no esté al alcance de sus ciudadanos. De esa manera, los que saldrán serán tan pocos que demostrarán con ello que la mayoría de cubanos viven encantados en la isla de los dinosaurios.

Por otro lado, uno se pregunta indignado cómo pudo la ministra de Educación cancelar el programa de becas en las mejores universidades privadas peruanas que se otorgaban a los primeros en los colegios del Estado, para reemplazarlo con el envío de cientos de jóvenes a ese ‘paraíso jurásico’. Es más que evidente el tufillo ideológico ya que, académicamente, el cambio es injustificado, los becados serán los grandes perjudicados.


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