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Opinión

Los peruanos que creíamos que la pesadilla de Sendero era una cosa del pasado y que ese grupo terrorista había sido enterrado, estamos viviendo, en los últimos meses, una novela de terror que nos está dejando aterrados.

Fritz Du Bois,La opinión del director
Los peruanos que creíamos que la pesadilla de Sendero era una cosa del pasado y que ese grupo terrorista había sido enterrado, estamos viviendo, en los últimos meses, una novela de terror que nos está dejando aterrados.

Por un lado, tenemos una incapacidad realmente criminal de los que están a cargo de velar por la seguridad del ciudadano. En el último año, salvo la captura de ‘Artemio’, han sido una tragedia de errores todos los operativos militares que se han montado. Culminando en la ridícula situación de retirar la protección al más importante ducto energético que tenemos, a pedido del operador, porque la presencia del Estado era una provocación (¿?) Con lo cual, tanto los que hicieron tan escandalosa solicitud como aquellos que la aceptaron son cómplices de Sendero y deberían ser procesados.

¿En qué país se ha visto que los terroristas exijan que se retiren las fuerzas del orden de un activo de importancia nacional ? Lo absurdo es que no solo les hicieron caso sino que, además, esa exigencia es la excusa del Gobierno para justificar que el gasoducto no estuviera resguardado. Es una vergüenza este capítulo de la novela el cual se titula: El Allanamiento del Estado Peruano.

Pero es aún más preocupante el siguiente capítulo titulado: Su Pasado los Condena, que se refiere a la displicencia que vienen demostrando las más altas autoridades, las cuales, extrañamente, no están reaccionando.

Por ejemplo, no sabemos si al presidente del Congreso le quedan rezagos radicales de su paso por las Casas de ALBA. Pero, ciertamente, ha demostrado muy poco interés por priorizar la aprobación de leyes como la que retiraría de las aulas a los maestros que han sido condenados.

Por otra parte, el premier fue parte importante del equipo gubernamental que flexibilizó el régimen de los terroristas encarcelados, lo que eventualmente llevó a que el 90 por ciento de ellos hayan sido liberados, mientras que quienes los combatieron, como los comandos de Chavín de Huántar, aún continúan enjuiciados. Así que no debería sorprendernos que él considere como exagerados tanto el temor por el resurgimiento de Sendero como el tratamiento que los medios de comunicación le están dando.

En realidad, el tema es demasiado serio para ser minimizado, y no podemos caer en la equivocación de pensar que reportar los atentados o el riesgo que estamos enfrentando es hacerle un favor a Sendero, cuando los únicos beneficiados con ese silencio serían los ministros que no están cumpliendo con su trabajo.

Felizmente, el último capítulo de esta novela de terror aún no ha sido redactado, por lo que todavía podría tener un final adecuado. Para ello, el mandatario debe actuar rápidamente, reemplazando a todos aquellos que han demostrado que no están a la altura de lo que el país está necesitando.


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