Fritz Du Bois,La opinión del director
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Incluso nos lleva a preguntarnos:¿Si eso hacen con un correligionario, qué no le harán a un ciudadano?
Uno tiene la impresión de que el tener que permanecer cinco largos años en el Parlamento sin poder renunciar debe de ser para algunos congresistas el equivalente a ser sentenciado, se deben de sentir encarcelados.
Por otro lado, hay quienes, literalmente, matan para convertirse en parlamentarios. Ese parece ser el caso de la Sra. Escalante, quien como accesitaria habría maquinado todo el complot que eventualmente le permitió reemplazar al ‘Comepollo’ cuando este fue desaforado.
Lamentablemente para ella, ese sitial privilegiado, que le era tan ansiado, le duró solo un breve plazo ya que, cuando se presentó a la reelección, fue despedida por el electorado.
Luego, el partido de gobierno decidió rescatarla del desempleo –pese a la deslealtad que ya había mostrado, así como a sus antecedentes poco santos– y no se le ocurrió mejor lugar que colocarla en la Dirección de Gobierno Interior, donde es la encargada de nombrar a miles de autoridades políticas en regiones, provincias y poblados.
Así que está en el puesto ideal para seguir intrigando y, más alarmante aún, para colocar a sus radicales allegados. ¿Quién sabe cuántos distritos del país ya habrá ‘liberado’?
De cualquier manera, en el penal continúa condenado el exparlamentario cuyo principal error habría sido la ingenuidad de confiar en quienes tenían otro proyecto, en el cual él no estaba contemplado. Pero lo más cruel del caso es que parece que ni siquiera le gusta el pollo por el cual está hoy encarcelado.
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