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Opinión

Luis Felipe Arizmendi,Al.Mercado
Indudablemente, el discurso de 28 de julio es siempre la oportunidad indicada para describir todo lo realizado y proponer lo que falta por hacer. En esta ocasión, dado el proceso de enfriamiento que pasala economía, la mayoría de los analistas esperaban un mensaje orientado hacia retomar tasas más altas de crecimiento, sobre todo en cuanto a la promoción de la inversión privada y la optimización de la ejecución del gasto público.

Sin embargo, las propuestas en lo económico no llegaron a escucharse en la intensidad y el número que la ocasión requería. Para ser totalmente honestos, es justo decir que ya el gobierno había adelantado unas medidas y que los anuncios de este 28 de julio estuvieron más hacia el lado de los incrementos del gasto público de casi S/.5 mil millones, sobre todo en salud, educación y seguridad.

He manifestado en varias ocasiones que el Perú tiene una serie de “números mágicos” que siempre debemos lograr para que nos vaya bien. La economía de nuestro Perú debe siempre crecer (PBI real) a no menos de 5% anual. Hay varias razones para fijar esta meta de base.

En primer lugar, el PBI potencial está más cerca del 6% como tasa anual sostenida a menos para los próximos 10 años, dada la ventajosa estructura demográfica de nuestro país y por la cantidad de proyectos de inversión rentables que pueden realizarse de manera exitosa.

El Perú necesita con urgencia ampliar toda su red de autopistas y carreteras; construir, modernizar puertos y aeropuertos; levantar puentes de envergadura a través de los principales ríos de la Amazonia; contar con nuevas represas e hidroeléctricas, de modo que alejemos el cuello de botella que podemos tener en un futuro por escasez de energía renovable y ampliación de la tierras de cultivo. Finalmente, solo en temas de minería e hidrocarburos, hay iniciativas de inversión de US$30 mil millones que hoy están ‘aburriéndose’ por la maraña de trámites y permisos con poquísimo sustento técnico que atosigan ministerios, regiones y municipios. Utilicemos inteligentemente el sistema de decretos de urgencia en materia económica que la Constitución permite.

Cuando crecemos 5% o más por año, entonces se reduce el desempleo y el subempleo. Pero para lograr esta importante tasa, es crucial que el gasto conjunto anual de inversión privada y pública supere al menos el 22% del PBI. Cuando la inversión privada se desacelera, como lamentablemente sucede, muchas veces no basta con el aumento de inversión pública.

Por lo tanto, las medidas contracíclicas en Perú no pueden basarse únicamente en lo que el Estado quiera hacer, sino en lo que realmente puede hacer. Y en un país con un PBI nominal en soles cercano a los 500 mil millones, aumentar el gasto público en 5 mil millones (casi 1% del PBI) no resulta suficiente cuando vemos que las cifras presentan una brecha de 3% del PBI respecto al ritmo al que deberíamos crecer. Por lo tanto, el gobierno debe enfocarse en recuperar del sector privado ese entusiasmo por gastar al menos S/.10 mil millones más por año.

En lo que queda de este gobierno, Humala debe recuperar este ánimo en los agentes económicos, para lograr el éxito de su gestión y del progreso de todos nuestros compatriotas.


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