Fritz Du Bois,La opinión del director
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Ayer se aprobó una ley que promueve el desarrollo de un polo petroquímico en el sur, el cual debería ser a cuenta y riesgo del sector privado, limitándose el Estado a facilitar las condiciones para concretarlo y cumpliendo, de esa manera, con su rol subsidiario.
Sin embargo, en una nueva muestra de la obsesión que tienen algunos por tratar de convertir a Petroperú en un vehículo para inversiones de alto riesgo, las cuales empresas más solventes y capacitadas no están realizando –por algún motivo que no se ha explicado–, en la ley se incluye de contrabando que el Tesoro le entregue más de mil millones de soles para que Petroperú pueda enviarlos al tacho.
Más aun, ese dinero proviene de los impuestos que pagamos los ciudadanos, quienes estamos asumiendo – sin ser consultados– el aumento de capital de una empresa estatal, cuando esta tranquilamente pudo abrir su accionariado para financiarlo. Pero el problema de hacer eso es que ello implicaría asumir un nivel de transparencia y de auditoría acordes al mercado, algo a lo cual quienes se mueven en la oscuridad del Estado no están acostumbrados.
Por otro lado, se dio a conocer otro costoso proyecto para aumentar el número de congresistas a 145, a fin de darle más escaños a la Amazonía de donde, casualmente, proviene el proponente.
Pero lo realmente alucinante es el análisis costo beneficio que presenta para justificarlo: “Con la presente reforma una región que aún no es descubierta podrá contar con más congresistas para que presenten más iniciativas y en esa medida el costo es inexistente”. ¿?
Lo más alarmante del caso es que quien presenta esa cita de difícil entendimiento es el presidente del Congreso. Con razón se aprueba tanto mamarracho para desperdiciar el dinero de los peruanos.
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