Fritz Du Bois,La opinión del director
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Sin embargo, al convertirlos en obligatorios logra su verdadero objetivo de torturar al ciudadano. Sin duda, el iniciar un trámite ante el Estado Peruano es ir en un solo acto al infierno de Fausto pero llegando por un sendero kafkiano.
Por otro lado, ese ser está secundado por los burócratas del hortelano, personajes siempre presentes en el Estado, quienes no solo nunca aprueban un trámite sino que, además, retienen el expediente para asegurarse que ningún otro funcionario pueda aprobarlo. Incluso, durante 25 años se han hecho una serie de esfuerzos por eliminarlos, pero todos han fracasado. Desde la simplificación administrativa que nació luego del Otro Sendero. Pasando por los TUPA que, como su nombre lo indica, lo único que lograron fue resaltar lo tupido que es el bosque burocrático.
Finalmente, se probaron indicadores de gestión y competitividad los que se fueron al tacho el día que a la Policía se le ocurrió, sin más, aumentar en 1,000 por ciento el costo de certificados obligatorios para el ciudadano. Ahora tenemos un nuevo intento de ‘desburocratización’ de la bancada oficialista que, mucho me temo, tampoco logre resultados. En realidad, es tan enrevesado el nudo gordiano burocrático que hay que ser radical y cortarlo de un hachazo. Por ello, el Parlamento debería declarar gratuito todo trámite obligatorio que es requerido por el Estado.
Más aún, si le exige obligatoriamente un documento determinado al ciudadanos es realmente inmoral –un robo para ser más exactos– el también cobrarle por otorgarlo. Al final, si eliminan el incentivo económico desaparecerán en muy poco tiempo miles de obstáculos ya que la mayoría de entidades públicas inventan requisitos solo para aumentar, por la puerta falsa, sus ingresos no presupuestados.
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