18.MAY Sábado, 2024
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"El amor no deja tiempo para nada"

“La literatura no permite distracciones; la música, muchas veces sí”, nos dice Julieta Venegas, la compositora y multinstrumentista mexicana que este sábado se presenta en el Centro de Convenciones Scencia (La Molina).

Foto: Difusión.
Foto: Difusión.

Julieta Venegas,Cantante
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Es bella, es talentosa y le sobra actitud. Julieta Venegas regresa a Lima para presentar su disco Los momentos, donde traza historias que se parecen a algunas que hemos vivido. El concierto es este sábado 6 de julio en Scencia (La Molina). Invitados: Pamela Rodríguez y Kanaku & El Tigre. Entradas: en Ripley.

En Los momentos, tu último disco, dices que la vida no es un vals…
(Piensa). No es un comentario negativo porque es parte de la complejidad de estar vivo. Lo que quiero decir es que el corazón ardiente conoce el dolor, sabe florecer y sabe brillar en la oscuridad; sabe, en efecto, que la vida no es un vals y, por eso, sabe sobrevivir en soledad.

En el disco, cada canción es un ‘momento’ en la vida de sus personajes…
Sí. Son historias que reflejan distintos sentimientos: alegría, tristeza, entrega, dolor, miedo. Yo no soy de contar historias anecdóticas, sino pequeñas fotografías de situaciones distintas. Así son todos mis temas: historias no necesariamente narrativas sino pictóricas, donde no avanzo línea a línea sino trazo a trazo.

Te imaginaba ‘literaria’…
Soy muy fan de la literatura, siempre he pensado que el trabajo de un escritor es muy complejo, pero la música abarca otras emociones. Me gusta mucho la ficción, encontrar historias que expresen sentimientos, encontrar personajes con los cuales identificarme; las canciones son más chiquitas, son ‘momentitos’. Si tuviese que comparar mis canciones con la literatura, podría decir que son poemas, pero la poesía es un vehículo de expresión distinto. Las canciones llegan de otra manera, la actitud frente a ella es distinta: la literatura no permite distracciones; la música, muchas veces sí.

Tengo amigos músicos. Sus etapas más creativas fueron cuando la pasaban mal…
(Ríe). La verdad, yo escribo mis canciones cuando estoy bien; cuando estoy mal no quiero hacer nada, me deprimo y ya, pero es verdad que componer es una especie de desahogo, una terapia que ayuda a sobrellevar la vida. Cuando uno se siente bien, cuando uno está enamorado, está en otra cosa, un poco alelado (ríe). Como me decía una amiga, “el amor es trabajo, no te deja tiempo para nada más”.

Quiero un amor así…
(Ríe). El amor no solo te inspira cuando es negativo. Para mí, componer es un proceso introspectivo; como soy tímida, me siento más a mis anchas cuando estoy sola. Por eso decidí ser solista y no parte de una banda porque a veces cedía ante los otros. Más que ‘solista’, soy ‘solita’ (ríe).

Dices que eres tímida, pero yo veo en ti cierto desparpajo…
Soy tímida (ríe). Sucede que, cuando haces arte, música, encuentras espacios para desenvolverte de otra manera. Yo soy otra en el escenario.

Te siento una mujer libre…
En términos musicales, he tratado de escapar a mis propios prejuicios. Cuando empecé en la música estaba llena de ellos: empecé en el piano clásico, encerrada en casa, con la idea de dirigir una orquesta, hasta que un amigo me invitó a tocar teclados en su banda (Chantaje, que fue el germen de Tijuana No), y allí descubrí un mundo distinto, empecé a componer y a cantar. Pero ese también era un mundo bien cerrado, bien rock; rechazábamos el pop, pero poco a poco me di cuenta de que esto también era un lastre, que yo misma le ponía límites a mi creatividad. Zafé y, desde entonces, me siento libre y no acepto que me digan qué hacer y cómo debo ser.

¿También has tratado de ser libre en tu vida?
Pues sí. Ser mujer en las sociedades modernas –por más que se llamen ‘modernas’– no es fácil, hay que escapar a los papeles que quieren imponerte. Crecí en una familia muy conservadora, con un padre muy conservador, y tuve que luchar contra esto no solo por rechazo sino como una manera de reafirmarme.

Eres madre soltera…
Yo diría que soy una ‘mamá sola’, así se presentaron las circunstancias, no lo elegí. Mi vida ha cambiado mucho desde que soy madre, me ha enriquecido y me ha enfrentado a mis deficiencias como persona; he tenido que reacomodar todo: mi trabajo, mi creatividad, mi vida… Antes no cantaba en casa, hoy lo hago constantemente. Por ejemplo, invento canciones para que Simona, mi hija, vaya al baño (ríe). Esto es muy lindo. Hoy hasta canto distinto.

Un amigo me dijo: “De México, Frida y Julieta Venegas”…
Uy, qué fuerte. No, hay muchas más. Kahlo representa la valentía, tuvo una vida muy dura, pero nunca perdió la alegría, las ganas de vivir. Fue una mujer muy fuerte, muy compleja; rompió con las reglas establecidas en un país muy machista, atrasado en cuanto a la mujer. Por eso es nuestro ícono.

¿Has vivido como te ha dado la gana?
Eso suena a capricho, y si algo no soy es caprichosa. Quizás sea un tanto necia, una mujer bastante perseverante. Me gusta pensar que he ido construyendo la vida que he querido, y esto me hace afortunada.

AUTOFICHA

- A Simona, mi hija, le compongo canciones hasta para que vaya al baño (ríe). Es una cosa muy linda porque antes no cantaba en casa y hoy lo hacemos juntas.

- La música expresa muchas emociones y está dentro de nosotros desde que nacemos. Por eso siento que debemos manifestarla más.

- Me tomé la libertad de hacer un cover de El triste, canción que hizo conocido a José José. Lo hice desde mis limitaciones, pero insistí porque es un tema hermoso.


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