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‘Retrato de una mentira’: El arte como embuste

La nueva cinta de Tim Burton, explora algunos temas interesantes relacionados con la creación de esta actividad y su consumo.

(Difusión)
(Difusión)

Es poco frecuente encontrarse en una película de Tim Burton con el aviso “basado en hechos reales”. Solo ha sucedido dos veces: con Ed Wood y ahora con Retrato de una mentira.

Ambos filmes tienen mucho en común: sus protagonistas son artistas ninguneados por el sistema, creadores de talento discutible, pero consagrados en cuerpo y alma a la realización de sus sueños; tampoco es casualidad que transcurran en la década de los cincuenta o hasta principios de los sesenta (en el caso de Retrato de una mentira), justo antes de que la cultura pop se apodere del mundo, cuando el arte aún se resistía a ser popular y masivo, y parte de su atractivo era ser inaccesible para las masas.

CELEBRACIÓN DE LA DIFERENCIA
Tim Burton celebra a Edward D. Wood Jr. y Margaret Keane por igual. Al primero por ser un cineasta apasionado y demente, a la segunda por ser una pintora naif y original a su manera. Ya que ninguno de ellos es digno de figurar en la historia oficial del arte, Burton tiene la libertad de contar sus vidas con irreverencia y cariño, sin ponerlos en un pedestal.

Retrato de una mentira está contada desde el punto de vista de un columnista de chismes (Danny Huston), algo insólito en biopics de artistas. Margaret Keane (Amy Adams) acaba de abandonar a su marido y se traslada junto con su pequeña hija a San Francisco, ciudad donde conoce a Walter Keane (Christoph Waltz), un pintor aficionado con el que decide formar una familia.

La mejor parte de la película se concentra en el segundo acto, cuando Walter asume la autoría de los cuadros de Margaret, contando con su anuencia. El ascenso a la fama, el reconocimiento, el éxito… nada de ello fue saboreado por Ed Wood, tampoco por Margaret, ya que será su marido quien se lleve todo el crédito.

Burton explora algunos temas interesantes relacionados con la creación del arte y su consumo. Está claro que los niños de ojos grandes, dibujados por Margaret, no habrían llegado a ningún lado de no ser por la sagacidad de Walter y su instinto de vendedor. Pero lo perverso es cuando el comerciante anhela sustituir al artista. El hecho de que Margaret sea una mujer en una sociedad conservadora no es un detalle secundario, ya que facilita enormemente las aspiraciones de Walter.

Tal vez no siempre podamos distinguir una obra maestra de un fraude artístico, pero la creación personal es lo más preciado para Tim Burton. No estamos ni por asomo ante una de sus obras más logradas, pero igual interesa.

SABÍA QUE

- Retrato de una mentira tuvo tres nominaciones al Globo de Oro: Mejor Actriz de Comedia (Amy Adams), Mejor Actor de Comedia (Christoph Waltz) y Mejor Canción (‘Big Eyes’).



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