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Marcela Robles presenta su primer libro de cuentos en la FIL

Me gustaría realmente que te quedaras (Mesa Redonda) es una exploración descarnada del universo femenino.

Marcela Robles presenta su libro a las 8 pm. (Perú21)

Por Gonzalo Pajares Cruzado
“El título de mi primer libro de cuentos, Me gustaría realmente que te quedaras, viene de mi primer poemario, Como escribirle a cualquier amante, que tiene un poema llamado Para el joven de paso, donde digo: ‘Me gustaría realmente que no te fueras’”. Así se inicia nuestra charla con Marcela Robles, poeta que debuta en la narrativa con su libro de relatos Me gustaría realmente que te quedaras.

“Imagina la ingenuidad o soberbia de pedirle a un muchacho que me prefiera y no a un continente: ‘Europa, después de todo, puede esperar’, le dije. Por eso, cuando alguien se queda a mi lado me siento como un continente (risas)”, añade. Su libro será presentado a las 8 pm en la Feria del Libro por el poeta Enrique Sánchez Hernani.

¿La literatura es una o es diversa?
No, es diversa. Este es mi primer libro de cuentos. Es una vieja deuda y hoy tengo el privilegio de cumplir conmigo misma y darme el placer de publicarlo. El otro día leí que un joven escritor, muy talentoso, declaró que “la literatura es la búsqueda de la perfección”. ¡Qué pérdida de tiempo! (ríe).

Yo pensaba que eso de la perfección le correspondía a la poesía…
Por un lado, la perfección no existe y, segundo, yo pienso que la narrativa es absolutamente lo contrario. Somos profundamente imperfecto y la literatura es el tránsito de la imperfección humana con la intención de llegar a alguna parte. Es más, yo diría que la literatura es la búsqueda de lo humano.

¿La literatura tiene una función terapéutica?
Podría decirte que sí, pero no es del todo cierto. La literatura te pone en un estado alterado, entonces no sé por dónde viene lo de lo terapéutico, quizás porque uno saca muchas cosas de dentro y las exorciza, pero también te mete en un camino infernal que no es nada terapéutico, repito, es un estado alterado.

¿Eres feliz al escribir?
No.

Rosa Montero me dijo que escribía porque no lo podía evitar…
Me pasa exactamente lo mismo. Yo escribo porque no lo puedo evitar, es como un vicio.

No me gusta la frase “aliento poético”, pero es innegable que los textos de ‘Me gustaría realmente que te quedaras’ tienen un halo poético…
Sí (risas). Soy escueta porque estoy harta de escuchar que poesía y narrativa no deben tocarse, mezclarse. Esto ha cambiado: ¡Qué todo se mezcle, qué todo valga! Mis textos narrativos no tienen por qué no tener aliento poético…

¿La concisión de los relatos las impuso el género?
Mis relatos son viñetas, imágenes; postales lanzadas al viento. Si recuerdas, en una postal por un lado tienes a la imagen –y mis cuentos son imágenes– y, por el otro, hay un texto muy breve que te deja con ganas de que te escriban más, una carta…

Tus cuentos también son paisajes, personajes actuando sobre un escenario…
Creo que fue Saramago quien dijo: “El paisaje es un estado del alma”. Esto me brota casi inconscientemente.

Tus personajes viven intensamente…
Y también mueren intensamente. Desde la adolescencia, mis tres obsesiones, mis tres temas, son el erotismo, el amor y la muerte, y son los caminos a través de los cuales he descubierto más cosas, no solo escribiendo sino viviendo, leyendo, observando la vida de los otros. Independientemente de que nuestros personajes sean de ficción, todos tienen algo nuestro… pero yo no soy Jaime Bayly (risas).

Tu libro me parece un a exploración del “yo femenino”…
Absoluta y explícitamente. Temía decir esto, lo expone, por eso ha sido tan doloroso, por la sobreexposición no solo personal sino del “yo femenino” en general. El otro día me preguntaron si podría construir con igual destreza personajes masculinos… ya lo hice, en mi dramaturgia, y no creo que sea una tarea difícil porque los hombre son, pues, tan transparentes, tan predecibles (ríe).

Mariana de Althaus me dijo que le parecíamos fascinantes…
A mí me encantan (risas). Ok, de acuerdo con Mariana: hay muchas cosas de ustedes que envidio, sobre todo sus relaciones “entre patas”; los hombres han logrado relacionarse muy bien.

¿Seguirás escribiendo sobre el erotismo, el amor y la muerte?
Siempre… y la poesía no me va a abandonar jamás.


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