Pablo Vilcachagua
@pablovil
Desde el primer momento que Carrie Fisher apareció en Star Wars logró enamorar. Vestida de blanco y luciendo un peinado que se convertiría en un sello personal, la actriz aparecía hablándole a R2-D2 en voz baja. Eso bastó. ¿Cómo no quererla en tan pocos segundos? El resto de la cinta serviría solo para confirmar que aquel aguerrido personaje que se hacía llamar princesa se convertiría en uno de los más icónicos del cine.
Carrie Fisher falleció esta mañana a los 60 años y con ello ha abierto una herida que ha traspasado el cine. Nunca fue solo un personaje, más bien logró alcanzar ese estatus de heroína y amiga para toda una generación que creció llamándola ‘Princesa Leia Organa’ antes que su nombre verdadero. Ya el viernes 23 parecía que lo peor estaría por llegar cuando las agencias irrumpieron por la tarde informando que había sufrido un ataque al corazón y que se encontraba en cuidados intensivos.
Carrie Fisher en el papel de la princesa Leia Organa. (Getty Images)
Y vaya que lo fue. Hoy a las 8:55 de la mañana Carrie murió y nadie en este mundo estaba preparado para juntar su nombre con la palabra muerte. No se recuperó. No volverá a ponerse ese traje blanco o el uniforme de la última cinta.
Carrie Frances Fisher nació el 21 de octubre de 1956 en Los Ángeles. Actuaría desde pequeña al lado de su madre, la actriz Debbie Reynolds, pero su padre, el cantante Eddie Fisher, también aportaría a esa mochila de talento. La fama la alcanzaría muy pronto, tan solo a los 21 años cuando George Lucas la convocó para ser una de las dos únicas mujeres que actuarían en su filme.
En Star Wars (1977), Lucas la escogió para el papel de la princesa ‘Leia Organa’. Dulce pero valiente, seductora pero atrevida. Quién sabe si esas fueron las indicaciones que el director le dio para la construcción de su papel, la cuestión es que Fisher logró construir un personaje que a punta de sonrisas y disparos láser logró –por momentos– apropiarse de la película y arrebatarle el protagónico al ‘Luke’ de Mark Hamill.
Cómo olvidarla
A partir de allí el éxito se convirtió en una aliada de la princesa. Con el Imperio Contraataca (1980) consolidó su papel en el universo galáctico (cómo olvidar ese beso a Luke frente a Han Solo) y luciendo un hermoso traje dorado en el ‘Regreso del Jedi’ se convirtió en el sueño de todo fanático. La princesa Leia le dio un nuevo significado a su epíteto para demostrar que cuando hay que pelear contra un imperio, los palacios no son lugares para la realeza. Y hasta le alcanzó el tiempo para un romance con Han Solo.
La actriz es hija de Debbie Reynolds y Eddie Fisher. (Getty Images)
Pero en su vida también hubo espacio para la lucha, luchas duras. Sus enemigos fueron el alcohol, un trastorno bipolar, los antidepresivos y las drogas. Luego de Star Wars actuó en diferentes roles donde no alcanzó el éxito de su papel en el universo galáctico y también tentó la literatura publicando una novela autobiográfica y tres libros más.
Carrie Fisher ha fallecido esta mañana y también abrió ese camino incontrolable que todos los fanáticos de Star Wars se niegan a aceptar: los ídolos mueren. Es inevitable pensar ya en el día en que Mark Hamill o Harrison Ford dejen este mundo. Con una nueva trilogía en construcción, el universo de Star Wars no deja de expandirse, pero los favoritos siguen siendo los mismos y nos tenemos que preparar.
Carrie Fisher se fue, pero la princesa con la sonrisa más pícara de la galaxia siempre seguirá con nosotros. Felizmente.
Luke, Leia y Han Solo, el trío protagónico de Star Wars. (Getty Images)
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