Hace diez años la vida del músico Pedro Suárez-Vértiz dio un giro de 180 grados tras su diagnóstico: síndrome neuromuscular bulbar. Desde entonces, su vida familiar, laboral y social no ha vuelto a ser la misma.
En una entrevista, en exclusiva para la revista Somos, el rockero comentó qué rutinas debió dejar.
“Absolutamente todo. Casi no salgo. Como comida especial. Solo veo amigos íntimos. La atrofia muscular debido a mi síndrome bulbar, que atacó los músculos del habla al principio, también afecta indirectamente el resto de los músculos y daña un poco el equilibrio. Por eso no puedo tropezar o caer. Debo tener mucha cautela”, precisó a Somos.
Como se recuerda, en el 2007 empezó a perder la pronunciación de la “s” y la “r” y así sucesivamente, luego prefirió ya no hablar. Entonces, su teléfono móvil le permitió comunicarse con su esposa e hijos, manejar su carrera como artista y músico y perder el tiempo con sus amigos.
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Pedro indica que extraña mucho tocar, porque sabe que la gente también lo extraña. “Pero no me duele. No sé porque. Quizás estar vivo con lo complicado de mi condición física ya es bastante milagro y eso me hace sentir agradecido. Ser creyente ayuda mucho. Te da otra perspectiva sobre los obstáculos de la vida. La enfermedad mejoró mi relación con Dios”, aclaró muy a su estilo.
Mañana, en la Feria Internacional del Libro, el músico presentará el libro biográfico llamado ‘Pedro’, de la periodista Mávila Huertas.
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