El Gobierno de Brasil hará recortes presupuestarios o subirá los impuestos para compensar cualquier alza del gasto social en respuesta a las protestas que sacuden a todo el país, según el ministro de Hacienda, Guido Mantega.
En una entrevista publicada hoy por el diario O Globo, Mantega recalcó el compromiso del gobierno de Dilma Rousseff con sus metas fiscales, pese a las demandas de los manifestantes por mayor gasto en salud y educación, menores precios del transporte público y una mejora de su calidad.
El ministro dijo que cualquier medida en ese sentido será compensada “con un corte de gastos u otro impuesto”, aunque aclaró que aún no sabe qué tasa podría aumentar en ese caso.
La moneda brasileña ha caído casi un 14% desde mediados de abril, también por las indicaciones de la Reserva Federal de que reducirá los estímulos monetarios, lo que hace más atractivos los activos en dólares.
Mantega aseveró que el tipo de cambio ahora perjudica a Brasil, pero dijo creer que se trata de una “turbulencia pasajera”.
Según O Globo, la aprobación de los proyectos presentados en respuesta a las reclamaciones de los manifestantes acarrearían gastos por 50,800 millones de reales (unos US$22,800 millones) para el erario público.
La mayor partida sería con la propuesta legislativa de dedicar el 10% de los Ingresos Corrientes Brutos del Estado a la Salud, que ascenderían a entre 35,500 y 40,000 millones de reales (entre US$15,900 y US$17,900 millones).
Para este domingo están convocadas dos manifestaciones que se dirigirán al estadio Maracaná, donde Brasil y España disputarán la final de la Copa Confederaciones.
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