El INEI presentó los resultados de pobreza de Perú para el año 2014. Según los números, entre 2013 y 2014 la pobreza bajó 1.2 puntos porcentuales, llegando a 22.7%. La eliminación de la pobreza es una de las metas centrales del país, y también del Banco Mundial, y todo avance es bienvenido.
Antes de todo, ¿creemos en esos números? La validez y calidad de los datos y resultados se respaldan en el hecho que la medición es el resultado de un trabajo colaborativo de la más alta calidad entre el Inei, académicos y técnicos expertos en el área, así como de instituciones públicas y la comunidad internacional. El trabajo científico detrás de la medición de pobreza en el Perú es consistente con los más elevados estándares internacionales, y por ello, tenemos plena confianza de que la medición refleja la evolución de la pobreza de la forma más precisa que las técnicas actuales disponibles permiten.
¿Qué nos dicen los resultados sobre reducción de pobreza revelados por el Inei? No hay duda que el crecimiento económico es clave para la reducción de pobreza. El crecimiento económico genera oportunidades, empleos y aumenta los ingresos de las familias. Desde el 2007, cuando la economía peruana inició un ciclo de crecimiento económico acelerado, la pobreza en el Perú bajó en la mitad, y la pobreza extrema bajó más del 60%, llegando a 4.3%. Se explica que en el 2014 la desaceleración del crecimiento económico ha moderado también la velocidad de la reducción de la pobreza en el Perú. Es decir, el crecimiento económico es importante, pero no es suficiente.
Para reducir la pobreza y lograr que el crecimiento económico llegue a todos, es necesario desarrollar inclusión a través de políticas sociales redistributivas. En primer lugar, es fundamental concentrar esfuerzos en mejoras en la calidad y cobertura de los servicios sociales, especialmente en educación. Perú lo está haciendo, pero este es un proceso gradual que precisa continuidad. En segundo lugar, los países exitosos han establecido programas focalizados hacia los pobres, que aumentan las oportunidades de generación de ingresos de los pobres bajo una articulación entre asistencia social e inclusión productiva. Perú ha hecho avances importantes en los últimos años en este aspecto con programas como Juntos, Beca 18, Pensión 65 y Haku Wiñay. El MIDIS y el Ministerio de Educación han hecho o están haciendo evaluaciones rigurosas de esos programas, y los resultados indican que los programas sociales están jugando un papel importante en la reducción de la pobreza.
Mirando hacia el futuro, es probable que la articulación entre crecimiento económico y programas sociales será aún más importante. En efecto, es más fácil disminuir la pobreza desde 50 a 40%, que desde 20 a 10%. A los pobres restantes el crecimiento económico no alcanzó a sacarlos de su situación de pobreza. Pero además, estas son poblaciones más difíciles de alcanzar con programas sociales porque, por ejemplo, es complejo llevar y coordinar servicios en lugares aléjanos.
Por eso, mirando hacia el futuro en donde se estima que el crecimiento económico de toda América Latina será menos acelerado que en los últimos 10 años, el fortalecimiento de los programas sociales redistributivos serán aún más importantes para sacar de la pobreza a estas poblaciones que han sido difíciles de alcanzar y de apoyar.
Alberto Rodriguez es Ph.D. en Políticas Educativas de la Universidad de Michigan. Actualmente es el Director del Banco Mundial para Bolivia, Chile, Ecuador, Perú y Venezuela.
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