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Universitario de Deportes: ¿Acaso se podía jugar tan mal? [Análisis]

Ningún hincha crema se merecía algo parecido. ¿Cómo soportar la vergüenza de perder y no solo eso: ser humillado en tu propia cancha?

Universitario perdió 4-1 e el resultado global.
Universitario perdió 4-1 e el resultado global.
Pablo Vilcachagua

Pablo Vilcachagua

@pablovil

Ningún hincha crema se merecía algo parecido. ¿Cómo soportar la vergüenza de perder y no solo eso: ser humillado en tu propia cancha? Universitario de Deportes tuvo el jueves su partido más desastroso en toda su historia en la Copa Libertadores: ni el hincha más ferviente de Alianza Lima creía en la eliminación.

¿Por qué un equipo que tiene todo para clasificar cae humillado?

Exceso de confianza


Al minuto 14 Deportivo Capiatá ya se había adueñado del partido dejándonos una gran lección: a un partido se va a ganar. A pesar de haber caído por 3 a 1 en el partido de ida jugado en Paraguay los dirigidos por Humberto García la tenían clara: todavía se puede.

Al frente, el DT de Universitario había comenzado el día dando un mal mensaje: ‘Juan Vargas no va a jugar, lo guardaremos para el clásico porque viene de una molestia’. Entre líneas, el técnico señalaba que la clasificación estaba asegurada y que no había la necesidad de contar con el volante, aunque no más importante, sí el más determinante.

Y claro que había razones para estar confiados, pero eso estaba permitido solo para los hinchas, quien sabe si también para la prensa. El comando técnico y los jugadores tenían la obligación de pensar que nada estaba ganado aún. Así fue que llegó el primer minuto y ninguno de los 11 titulares mostró el temperamento del partido de ida. El exceso de confianza los hizo pensar que la llave había acabado hace una semana en Paraguay.

¿Y la garra?

El primer gol resume todo el partido. Un ataque de Capiatá se convierte en una pesadilla para la defensa crema. Galliquio tiene la oportunidad de botar el balón lejos de su área pero no lo hace. Entonces viene un centro preciso de Irrazábal que encuentra la cabeza de Roberto Gamarra. Giordano Mendoza y Joaquín Aguirre solo saltaron para la foto. Carlos Caceda igual, aún sigue dando pasos pequeños para ver si llega al balón. Pero lo peor aún estaba por llegar.

Luego del gol todos se miran y ninguno reacciona. Nadie, ni siquiera Alberto Rodríguez, ante la falta de Juan Vargas, asumió el papel de líder y ‘guapeó’ a sus compañeros . El fútbol es una combinación de trabajo y temperamento y ante la falta del primero, la ‘U’ debía apelar, –por lo menos– a ese sentimiento que los caracteriza. La garra nunca vino y lo que observamos fue un equipo que en cada uno de los tres goles recibidos agachó la cabeza, gritando en silencio que esto termine de una buena vez.

Vargasdependencia


En los cuatro partidos jugados anteriormente siempre estuvo Juan Vargas. El ‘Loco’ ya no es ese joven que galopaba la banda izquierda ni el que asustaba cada vez que tenía el balón frente al arco. Ya no, pero aún así le brinda jerarquía al equipo, un aspecto que en la Copa Libertadores es determinante.

Su presencia, como señalamos al principio, quizás hubiese cambiado el ánimo o por lo menos los hinchas habrían tenido la confianza de que por lo menos uno en el campo estaría con coraje ante un gol del rival. La gran pregunta que ahora se hacen los hinchas es: ¿Vargas continuara?

Equipo peleado

La noche del jueves Universitario estaba partido en dos: una enorme nebulosa se apropió de la volante y el balón oscilaba desde la defensa a la delantera sin pasar por intermediarios. A pesar de que mostró esfuerzo, a Arquímedes Figuera el partido le quedó grande, pero nunca tanto como a Alberto Quintero. El panameño perdió cada balón que tuvo y confirma que hay un serio problema en la visión de contrataciones en el cuadro crema.

Abajo, Corzo estuvo muy impreciso, al igual que Alberto Rodríguez (¿seguirá?), quien a estas alturas ya debe haberse dado cuenta que la hinchada de Universitario le pedirá que doble que en sus anteriores clubes. De Giordano Mendoza y Joaquín Aguirre lo más amable que se puede decir es que fueron una puerta abierta para los atacantes paraguayos.

Arriba, Hernán Rengifo fue el sacrificado de la noche. Peleó de espaldas en todo el partido y ninguna pelota le llegó limpia. Tuvo varias veces que bajar hasta su área para defender y no conectó con Diego Manicero, el otro desaparecido del partido.

Alexi Gómez volvió a ser el de los años anteriores y jugó solo para él. Estuvo impreciso y sus ataques fueron controlados por los laterales del Capiatá. A estas alturas el talentoso volante crema ya debe caer en la cuenta que todos los partidos no son iguales y que es trabajo suyo presentar variantes.

No hay DT


A Roberto Chale hay que agradecerle, cómo no hacerlo. Llegó cuando el equipo peleaba el descenso y lo salvó, al siguiente año lo llevó a tentar el título quedando en semifinales a pesar de que se quedó sin dos de sus pilares: Flores y Ruidíaz. Por supuesto que hay que agradecerle, pero no más.

Basta con hacerse una pregunta. Luego de un año y medio de haber asumido como DT del equipo, ¿a qué juega Universitario? El jueves el club paraguayo desnudó todos los errores del comando técnico: su falta de estudio del rival, el mal planteamiento del partido y la falta de reacción.

Lo mejor que podría hacer el veterano entrenador, junto a su comando técnico, sería renunciar.


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