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José Carlos Yrigoyen: Otros diarios de poeta [Opinión]

“Lo que se advierte en este libro (de Sánchez Dávila) es una voz todavía imprecisa, con muchas cosas que decir y que gritar, pero aún perdida en un territorio tan fértil como oscuro”.

Se acumulan en mi mesa poemarios que han salido a la luz en los últimos meses y esta vez me animo a comentar un par de ellos de los que algún provecho, por distintas razones, se puede extraer. El joven profesor de Antropología Social Mario Sánchez Dávila (Lima, 1988) inaugura este año lírico con su primer libro, El monstruo que pedía amor a gritos desde el centro del universo, publicado pocas semanas atrás. El libro me produce verdaderos sentimientos encontrados. Pero mejor vamos por partes.

Según la nota introductoria, el origen de El monstruo es un diario de conversaciones grabadas entre el autor y una amiga, material con el que ha compuesto una serie de textos en los que prima una atmósfera sombría y hostil que cobija seres solitarios, almas con “ascetismo de ermitaño” que vagan por ese tártaro de la mente haciéndose preguntas que nadie sabe contestar.

En poemas como Balada nocturna en el fondo del mar o en Intranscriptible hay un ánimo confesional más que interesante (“no se consigue nada llorando. Yo nunca lloré cuando mi profesor de artes me tocaba y me amenazaba con lastimar a mis padres si yo hablaba. Por eso desprecio con asco a las personas que lloran”), así como en Felicidad, poema reflexivo que pierde al final su impacto por un jueguito artie sin mayor gracia ni sustancia. Esto resulta sintomático, pues en el resto del poemario muchas buenas ideas pierden la partida frente a la tentación de la ocurrencia y a la apuesta por la risa fácil (“quizá mi pene ya no esté privatizado, pero mi corazón sigue siendo tuyo”), lo que es de lamentar. Porque hay pasajes donde Sánchez Dávila alcanza un despojamiento emocional por ratos conmovedor, pero el problema es que sobre esa libertad e intensidad el autor todavía no ha aprendido a construir nada estable y sólido. Lo que se advierte en este libro es una voz todavía imprecisa, con muchas cosas que decir y que gritar, pero aún perdida en un territorio tan fértil como oscuro. En algún lugar de ese sitio se encuentra el camino para salir de esa melancolía adolescente de cineclub y enrumbar hacia latitudes más complejas.

Rosa Granda (Lima, 1983), por su parte, es una productora de modas cuyo primer libro, Torschlusspanik –palabra alemana intraducible–, también nació con el interés de hacer un diario, pero de corte ensayístico, según propia confesión de la autora. Llama la atención el cuidado trabajo con un lenguaje que transcurre sin sobresaltos por lo onírico, lo intelectual y lo coloquial y que no sufre sino se afianza en la fragmentariedad del discurso en el que se ha comprometido.

Quizá el mayor mérito de este libro sea balancear con cuidado y éxito el tono reflexivo, el mundo sensorial y simbólico que nos muestra con un espacio más personal y emotivo, lo que lo libra de engrosar la lista de estériles poemarios presuntamente ensayísticos y experimentales, tan estimulantes como la fresa de un dentista, que en los últimos años abundan entre nosotros.

Granda se cuida de caer en facilismos pseudofilosóficos y del palabreo atarantador y apela a la sensorialidad, a la lógica alterna del mediosueño del inconsciente para interpretar la memoria y las cosas bajo un nuevo prisma: “Me adelanto y avanzo con todo, y sí, dije con todo –para dar un buen paseo hay que alcanzar la totalidad–, en todos lados miran atónitos, no entienden, se limitan a oír superficialmente aquello que dejo atrás, tú me entiendes, perdón, usted solía hacerlo”. Y eso está bien, pero también hay que decir que el libro tiene de cuando en cuando duras caídas de arquitecto, sobre todo en los pasajes en que la poeta se deja seducir por su discurso y cae en la retórica hueca con énfasis trascendental que nada agrega a lo ya aprehendido en la faena. Su próximo libro deberá enfrentar estos retos y plantear otros nuevos, como el oficio manda.

  • Mario Sánchez Dávila

- El monstruo que pedía amor a gritos desde el centro del universo.
Lustra, 2017. 71 pp.

- Relación con el autor: ninguna.

- Puntuación: 2/5

  • Rosa Granda

- Torschlusspanik. Perro de ambiente, 2016. 48 pp.

- Relación con la autora: ninguna.

- Puntuación: 3/5


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