La controversia por el consumo de productos lácteos procesados continúa. Más aún con la denuncia de la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios (Aspec) respecto a que cerca de 20 productos lácteos que fueron analizados por especialistas no cumplen con un correcto etiquetado nutricional e incumplen lo estipulado por el codex alimentario y las normas técnicas peruanas.
La licenciada Claudia Agüero, nutricionista de Solidaridad Salud, señaló que muchos de los productos lácteos que actualmente se venden en el mercado contienen diferentes aditivos nutricionales a los que se les atribuye efectos colaterales para la salud humana, pero estos no se explican en las etiquetas.
“La mayoría de las etiquetas empleadas en los alimentos procesados no muestran el verdadero contenido nutricional o emplean términos complejos que confunden al consumidor y lo dejan con muchas dudas, haciendo imposible que haga una buena elección”, refirió.
Entre los diferentes aditivos nutricionales que incluyen estos productos mencionó la carragenina, conocida en el mundo de los etiquetados como E407 o SIS 407, y obtenida por la extracción de algas marinas rojas.
“En muchos países este espesante natural, utilizado en la industria de los lácteos y en la panificación, no es recomendado para gestantes y niños, puesto que se le atribuye la aparición de úlceras intestinales y alergias. En la Unión Europea, por ejemplo, no está admitido como un aditivo en las comidas para bebés de menos de tres meses y medio desde 1992”, precisó la nutricionista.
Otro aditivo nutricional que suele agregarse a los alimentos procesados es el ortofosfato trísodico, conocido como E399. Según Agüero, este acidulante es empleado para corregir la acidez de un producto, pero su consumo en dosis elevadas podría provocar hiperactividad y problemas digestivos.
“Aunque el codex alimentario permite la utilización de los dos aditivos mencionados, lo hace en cantidades muy pequeñas y controladas según las buenas prácticas de fabricación. Esto podría ser perjudicial para salud si se consume en alimentos procesados y en grandes cantidades”, aseveró la experta.
Agüero agregó que para evitar confusión se necesita un etiquetado nutricional que sea fácil de leer y entender y que especifique el contenido de sustancias posiblemente nocivas para la salud, para que así el consumidor sea el que elija si las consume o no.
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