Conocidos por nuestros abuelos llanamente como “los turcos”, la herencia cultural árabe y las olas de inmigrantes que llegaron al Perú trajeron consigo costumbres y usos que han calado profundamente en nuestra identidad cultural, como bien lo recuerda el sociólogo e historiador Nelson Manrique en entrevista con Perú21.
Desde la arquitectura colonial hasta los más queridos platos de nuestra “mistura gastronómica”, la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América del Sur y los Países Árabes nos da una excusa para revisar una vez más el legado de la cultura del Medio Oriente en suelo peruano.
PARA MIRAR SIN SER VISTO
“Son grandes arquitectos, grandes talladores de madera. El grueso de la arquitectura colonial de la que nos orgullecemos es árabe”, comenta Manrique, al mencionar uno de los elementos más representativos de la arquitectura del centro histórico de nuestra capital, el balcón “cajón”.
Diseñado dentro de la concepción cultural musulmana que prohibe a las mujeres mostrarse, este tipo de balcón, con celosía, rejas y tallados, se encuentra en El Cairo (Egipto) y en Lima, no siendo así en España. “En 1570, Felipe II decide prohibir este tipo de balcones, tratando de desaparecer la herencia cultural árabe. Desaparecen en Andalucía pero permanecen en Lima”, recuerda el sociólogo.
EL VELO DE LA EMANCIPACIÓN
Reminiscencia del shador musulmán, la “saya y manto” de las tapadas limeñas durante la época del Virreynato y los primeros años de la República, pronto perdieron su halo de pureza y fueron radicalmente redefinidos en manos de las avispadas mujeres limeñas.
“Tal como cuenta Flora Tristán que pasó en 1830 por Lima, acá el manto de la tapada es un instrumento fundamental de independencia para la mujer”, dice Manrique, ya que les permitió a las féminas de la época vivir aventuras románticas con la misma libertad que sus pares varones.
HERENCIA AL PLATO
Una serie de platillos y tradicionales postres limeños son decididamente de origen árabe, como el apreciado alfajor, cuyo nombre revela su procedencia. “Los términos que comienzan en –al en el castellano son del árabe. El alfajor es árabe, así como el anticucho”.
Tanta y tan variada influencia cultural nos hace repensar el estigma que pesa sobre esta civilización, tan relacionada con la violencia y demencia terrorista alrededor del mundo.
“Para el Perú puede ser una buena oportunidad de abrirse y conocer otras influencias, entender un mundo que es muy complejo y muy rico. Que desgraciadamente los medios de comunicación crean la imagen distorsionada que esto es terrorismo y que árabe es Al Qaeda y Bin Laden, (pero son) pequeños grupos ultra *que no representan la complejidad de un mundo cultural que podría enriquecer nuestra propia identidad”, finalizó.
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