Más de 300 casos de desaparición de menores registró la Fundación Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) en los últimos tres años, siendo muchos de estos contactados a través del Internet y redes sociales.
El director general de la organización, Germán Guajardo, señaló que de este total, el 68% de las menores son víctimas de explotación laboral, el 22.7% sufren explotación sexual y un 8.91% padecen otros tipos de explotación, entre las que se incluye el trafico de órganos.
En lo que se refiere al género y edades de las víctimas de la denominada ‘esclavitud del siglo XXI’, señaló que las mujeres continúan siendo la población más vulnerable.
“De las cifras registradas en nuestra línea de ayuda, el 73.85% de las llamadas registradas fueron de mujeres y el 26.6% fueron de varones. De esto se desprende también que el 66.09% son menores con edades de 12 a 17 años; el 21.26% son menores de 11 años o menos, y el 7.47% tiene de 18 a 25 años”, detalló.
El representante de ANAR explicó que estos menores son el objetivo en la mayoría de casos de agresores y explotadores sexuales. Las víctimas son elegidas si cumplen con algunas características que los vuelven vulnerables ante el accionar de estos criminales.
“Los menores que caen en estas mafias suelen venir de ambientes conflictivos, de entornos marcados con violencia familiar e incluso con problemas de adicción al alcohol y las drogas. Mucho influye también el hecho de que a su edad tengan poco desarrollado el pensamiento abstracto, que los limita al momento de notar un posible peligro”, puntualizó.
Guajardo refirió que existen casos donde se ejecuta el método de las denominadas ‘madrinas’, mujeres de la capital que viajan a provincias y con engaños traen a menores, prometiéndoles una vida mejor y un empleo. Sin embargo, al llegar a la ciudad son explotados y trabajan más de 14 horas sin recibir sueldo alguno.
El director de ANAR señaló que luego que los jóvenes denuncian una explotación a través de las líneas de ayuda, sus denuncias son llevadas a la división especializada de la Policía Nacional para crímenes relacionadas con la trata de personas, así como al Poder Judicial. De forma paralela, las víctimas reciben asesoría psicológica.
“En muchos casos los denunciantes llaman y cuelgan. En otras ocasiones llaman, hablan un tiempo y luego alguien llega, se escuchan gritos o intimidaciones y no podemos terminar de recibir la información. Ese problema enfrentamos al momento de armar nuestra base de datos”, comentó.
Finalmente, el especialista pidió que las víctimas y personas que conozcan estos hechos pueden comunicarse con la línea antiexplotación infantil de ANAR: 0-800-22210.
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