Esteban Acuña
@estebanbigotes
A mediados de 2016, un grupo de madres formó un colectivo llamado ‘Buscando Esperanza’ para exigir al Estado peruano que legalice el uso de la marihuana medicinal.
Pero inmediatamente surge un problema: en el Perú el cultivo de esta planta, ya sea para uso médico o recreativo, está prohibido. Es ilegal.
Por eso, la Policía allanó anoche un departamento ubicado en la calle Inclám, en San Miguel. Allí se encontraron 5 kilos de marihuana y las respectivas máquinas que eran usadas para extraer aceite de marihuana.
Según los miembros de la mencionada organización, la marihuana solo era usada con fines medicinales.
Una esperanza para muchos enfermos
Los hijos de las personas que forman parte de ‘Buscando Esperanza’ presentan trastornos como epilepsia, alzheimer, autismo, párkinson, cáncer o escleorosis múltiple, entre otras muchas enfermedades de alta gravedad. Ninguno de ellos han conseguido aliviar sus dolencias con los medicamentos de la industria farmacéutica.
El caso de Dorothy Santiago es similar al de las 80 personas que conforman este colectivo: su hijo Rodrigo sufre epilepsia, y desde que tiene 8 meses lo trata con aceite de marihuana —vía oral, en gotas— y sus espasmos de 300 a 400 al día se han reducido a dos o tres. Al menos, eso dice ella.
En declaraciones a Perú21, Santiago se declaró impotente ya que no sabe qué va a pasar con su hijo de ahora en adelante ni con el resto de las personas que se han beneficiado con el uso del aceite de cannabis; y de manera gratuita, cabe agregar.
“Reclamamos que nos devuelvan la medicina. Nos han dejado a la deriva. Se vienen nuevamente días de dolor, de convulsiones. Pedimos a las autoridades que autorice su uso médico. Es lo único que ha ayudado a nuestros hijos”, reclama.
Santiago agregó que han enviado numerosas cartas al Ministerio de Salud, pero no han obtenido respuesta. Por esta razón, marcharán este jueves 16 a las nueve de la mañana en dirección a la Plaza Manco Cápac.
¿Qué se le pide al Estado?
El abogado peruano Ricardo Sobrerón —fundador y ex director del Centro de Investigación Drogas y Derechos Humanos (CIDDH) y ex presidente de Devida— dijo a Perú21 que en el Perú hay más de 200 casos de personas que requieren del aceite de marihuana para reducir el número de ataques de epilepsia.
Sin embargo, advierte que permitir el uso medicinal del cannabis es una pelea que hay que dar. Ya no pasa solo por un tema medicinal sino que más bien es de carácter político. El Perú —asegura— es un país muy conservador y moralista.
“Lamentablemente, la legislación y política pública peruana en la materia, por estar secuestrada por una serie de intereses políticos, no se ha permitido abrir paso a la nueva evidencia científica, como sí se ha hecho en Colombia, Chile, Uruguay, Estados Unidos, entre otros países”.
Soberón agregó que lo que se le exige al Estado, específicamente, es que permita “delimitar un campo de cultivo de cannabis necesario para producir de manera focalizada estas gotas, suministrar por un período de seis meses a los pacientes, e ir midiendo resultados en términos de mejoramiento de la condición médica”.
¿Pero qué dice la ciencia?
Lisseth Gómez, médico general de Solidaridad Salud, explicó a Perú21 que actualmente hay muchos estudios respecto al cannabis que avalan sus efectos medicinales, y se mostró a favor de que se inicien investigaciones al respecto en el Perú.
“A pacientes con quimioterapia o con VIH les sirve para aumentar el apetito; y en personas con escleorosis multiple, les ayuda a disminuir el dolor. En un grupo bastante alto de personas con epilepsia ha ayudado a reducir los ataques. Por eso —concluyó— como mujer de ciencia yo no puedo estar en contra de las nuevas investigaciones científicas. Hay que investigar para dar luz verde a estos avances”.
En su columna de El Comercio, el reconocido doctor Elmer Huerta afirma que desde tiempos muy antiguos se han documentado los efectos positivos de la marihuana en las personas. Luego concluye diciendo que el uso medicinal de la marihuana “es una realidad científica actual que no resiste ya ninguna oposición racional”.
Sin embargo, Gómez advierte que para que un medicamento salga al mercado y sea avalado por una entidad internacional requiere de años de investigación y de un grupo de población en el que haya sido probado. Algo que, al parecer, está muy lejos de ocurrir en el Perú.
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