Denuncias de bullying escolar crecen pero atención aún es deficiente

No soportaban las burlas de sus compañeras de colegio, que las tildaban de lesbianas, y no encontraron mejor salida que intentar quitarse la vida ingiriendo pastillas en su propia escuela. Sin embargo, lejos de recibir la ayuda que necesitaban, las cuatro estudiantes del Colegio Particular Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, en Arequipa, fueron expulsadas, pues los protocolos de convivencia escolar de dicho colegio señalaban que las menores incurrieron en una falta grave.

En este caso no se tomó en cuenta el motivo de las adolescentes para cometer tal acción, las agresiones y burlas que debían soportar todos los días, ni mucho menos el problema de fondo: el bullying homofóbico. ¿Qué pasó con las directivas del Ministerio de Educación para tratar estos casos? ¿Se aplicaron correctamente? Pues parece que no.

En el Perú existe la Ley 29719, conocida como ‘ley antibullying’, que contiene los lineamientos para proteger a los estudiantes contra la violencia en los colegios. Empero, Lourdes Sandoval, coordinadora de Proyectos de Calandria, dijo que esta ley es antigua y tiene varias limitaciones, pues es básicamente sancionadora y solo contempla los casos de violencia que se dan entre pares, sin tener en cuenta que también puede haber violencia de parte de los profesores y del personal administrativo “Además, el reglamento de esta ley está completamente desfasado y en algunos casos es inaplicable”, subrayó.

En ese sentido, Milagritos Anderson, comisionada de la Defensoría del Pueblo, sostuvo que desde las supervisiones realizadas por esta dependencia se ha detectado varios problemas en el tratamiento de los casos de violencia escolar. Por ejemplo, no todas las escuelas tienen psicólogos –como manda la ley– para atender los casos, y esta situación es más grave en los colegios de las zonas rurales.

Asimismo, no hay tutores capacitados o a dedicación exclusiva para detectar y prevenir posibles casos de acoso, pues en la mayoría de colegios los profesores comparten su tiempo entre sus clases y las labores de tutoría, pero están más preocupados por cumplir las metas curriculares.

A eso se debe agregar que tampoco hay personal en las Unidades de Gestión Educativa Local o en las direcciones regionales de Educación para monitorear el cumplimiento de las directivas nacionales.

MÁS DENUNCIAS

No obstante, al haber más información de la violencia escolar y el bullying, las denuncias por estos temas han aumentado. Según el sistema de reporte de casos sobre violencia escolar, SíseVe, del Ministerio de Educación, en lo que va del año se han registrado 3,982 denuncias de violencia escolar, de las cuales 1,109 corresponden a bullying, con lo cual –solo hasta octubre– ya se sobrepasó los 3,641 casos que se presentaron en todo el 2015.

Gina Medrano Chang, directora de Gestión Escolar del Ministerio de Educación, indicó, sin embargo, que la tendencia es positiva, pues significa que el problema se está visibilizando, más personas están reconociendo que la violencia no es algo normal y se atreven a denunciar.

Empero, Lourdes Sandoval indicó que allí hay otro problema, pues aún hay mucho subregistro de casos. “Algunos no se denuncian porque los directivos de las escuelas no reconocen que existe un problema, lo minimizan o prefieren resolverlo internamente para no ser incluidos en la lista de colegios con casos de violencia escolar”, manifestó.

Para Lourdes Febres, coordinadora general de la ONG Acción por los Niños, las dificultades en el tratamiento de los casos de violencia pasan por una falta de compromiso de las autoridades educativas, pero también por una falta de mayor presupuesto, pues la mayoría de colegios no tiene recursos para contratar personal administrativo que supervise la buena convivencia en las escuelas o especialistas que capaciten a los maestros.

“El problema de la violencia escolar y el bullying se está desbordando y, aunque el Ministerio de Educación ha diseñado buenas directivas, protocolos y materiales, en los colegios la realidad es otra. La información no llega como debería”, aseveró.

NUEVO PLAN NACIONAL

Anderson opinó que para avanzar en el tema hace falta un plan nacional de lucha contra el bullying, que pueda articular acciones de prevención y de seguimiento, así como a los diversos sectores, e involucre a los padres de familia. “La violencia no la podemos entender solo a partir de la escuela, viene de afuera y en la escuela se reafirma si falta monitoreo. Por ello requiere de una intervención multisectorial”, dijo.

Precisamente por ello Gina Medrano anunció que el Ministerio de Educación está a punto de aprobar los nuevos lineamientos para la convivencia escolar, con lo cual se dará orientaciones a las instituciones educativas públicas y privadas para mejorar la gestión y el buen trato en las escuelas.

“Estos lineamientos son mucho más específicos e incorporan enfoques transversales sobre los cuales se dará la gestión, como derechos, género, equidad, calidad de la educación, democracia, interculturalidad, etc. Además, incluye protocolos específicos para saber cómo atender los casos de violencia”, señaló.

Medrano refirió también que en las próximas semanas se lanzará una campaña para la prevención de violencia sexual contra niños y adolescentes, y el próximo año se iniciará otra campaña contra el bullying homofóbico. “Estamos viendo que este es un problema tangible y respondiendo a un llamamiento de la Unesco para rechazar ese tipo de acciones; es un tema sensible que está ocurriendo en las escuelas y tenemos que atender”, puntualizó.

BULLYING ES CAUSA DE SUICIDIOS EN MENORES

El 25% de suicidios de niños y adolescentes están relacionados a casos de bullying, ya sea presencial o informático, aseguró el director de la Asociación de Prevención del Suicidio, Freddy Vásquez.

El psiquiatra señaló que las bromas de mal gusto que se convierten en insultos con crueldad y agresiones contra los adolescentes son fatales en esa edad, ya que se trata de personas muy vulnerables y susceptibles a la crítica.

“Para un chico este tipo de agresión es muy destructiva y fatal. El bullying puede causar depresión, ansiedad, timidez, complejo de inferioridad, tendencia suicida y fobias, entre otros traumas, y repercute aun más si la víctima es depresiva o si se junta con otros niños que también tienen la misma susceptibilidad”, explicó.

Vásquez indicó que para detectar estos casos en las escuelas no solo se necesita psicólogos, sino una intervención multidisciplinaria que logre intervenir precozmente a los menores que están en riesgo de desarrollar una depresión que puede llegar a un desenlace fatal.

“Ahora que ha tomado más fuerza el bullying desde las redes sociales, los padres de familia deben estar atentos. Es su obligación saber si su hijo está siendo víctima de violencia”, aseveró.