Son niñas y adolescentes pero en la noche no están en sus hogares. Están en los bares, bebiendo cerveza con hombres, dejándose tocar por ellos y teniendo sexo. Pese a que son menores de edad, ingresan a los hostales con sus clientes sin que nadie les pida DNI o cuestione que se trate de una menor de edad. Repiten la escena todas las noches y reciben una paga mínima por ello. Ellas son niñas o adolescentes y por eso no se dan cuenta de que son víctimas de explotación sexual.
“Esto ocurre en establecimientos formales e informales en las ciudades más grandes del Perú. Solo en Iquitos hay 983 habitaciones en hostales sin categoría, donde esta situación puede estar repitiéndose todos los días. Sin embargo, en el Perú hay una suerte de tolerancia social muy grande y se da por hecho de que las jóvenes pueden tener sexo con adultos cuando eso está prohibido y es penado por la ley”, advirtió Ricardo Valdés, director de CHS Alternativo.
En el Perú no existen cifras oficiales sobre la explotación sexual infantil y, aunque se estima que podrían registrarse unos 10 mil casos al año, el Informe sobre la problemática de niñas, niños y adolescentes en explotación sexual 2011-2013 solo registró 811 víctimas en tres años, de las cuales el 93% tenía entre 12 y 17 años. La mayoría de casos se reportó en las regiones Lima, Cusco, Loreto y Puno.
Carlos Villarroel Quinde, comisionado de la Adjuntía para la Niñez y Adolescencia de la Defensoría del Pueblo, refirió que el Ministerio Público identificó, entre el 2009 y el 2014, unos 1,600 casos de trata con fines de explotación sexual. Asimismo, los Centros Emergencia Mujer registraron hasta mayo de este año 1,908 casos de violencia sexual contra menores de edad. “Las cifras son preocupantes, pero también es alarmante que no se cuente con mecanismos para medir el fenómeno de manera uniforme, porque a partir de ello se podrían iniciar políticas públicas para enfrentar la problemática”, dijo.
VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA
María del Carmen Santiago, directora general de Niñas, Niños y Adolescentes del Ministerio de la Mujer, refirió que la mayoría de menores ofrecidas para tener sexo a cambio de dinero no se dan cuenta de la situación de explotación a la que están sometidas y por eso hay un subregistro de casos.
Entre las causas de que las niñas y adolescentes caigan en manos de organizaciones que se dedican a este delito, mencionó la carencia de un entorno familiar protector, así como la pobreza y la falta de educación, pero principalmente la violencia. “Muchas de estas chicas no caen en las redes de explotación porque les falte comida, en la mayoría de casos provienen de hogares disfuncionales, donde hay violencia o son invisibles, es decir, en lugares donde los padres o educadores no las respetan”, refirió.
En el país actualmente la explotación sexual infantil no constituye una figura penal; por ello se sancionan los delitos conexos, como el usuario-cliente, trata con fines de explotación sexual, pornografía infantil y explotación en el ámbito de los viajes y el turismo.
TURISMO SEXUAL
Precisamente esta última forma de explotación infantil ha aumentado mucho en los últimos años. Según la Organización de Estados Americanos, el 20% de los 700 millones de viajes que se producen en el mundo tiene una motivación sexual y, de esta cifra, el 3% busca explícitamente sexo con menores de edad.
El Perú no es ajeno a esta realidad. Según la Defensoría del Pueblo, la actividad se ha incrementado en regiones como Iquitos, donde hay poco control de las autoridades sobre este tipo de explotación. Eduardo Sevilla Echevarría, presidente de la Red de Protección al Turista, del Viceministerio de Turismo, indicó que otras ciudades donde se concentra esta actividad ilícita son Lima, Cusco, Piura, Arequipa y Puno.
Echevarría comentó que en estos lugares gran parte de la responsabilidad la tienen los hostales, porque permiten que las menores tengan sexo con adultos en sus instalaciones. Asimismo, las municipalidades porque no fiscalizan esta situación y no imponen sanciones administrativas a los que favorecen esta práctica.
Para tratar de prevenir la problemática, CHS Alternativo y el Movimiento Vuela Libre iniciaron esta semana, en Iquitos la campaña Cárcel, que busca concientizar a los visitantes de esa ciudad en que la explotación sexual de menores es un delito que se paga con la cárcel (ver recuadro).
Sevilla refirió, por su parte, que el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) ha suscrito más de 1,300 códigos de conducta y ética con diversas empresas del sector turismo que quieren luchar contra el turismo sexual.
Por otro lado, Santiago dijo que gracias a una acción multisectorial, se ha elaborado la Guía de detección sobre explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, en la que se pueden conocer los indicios que señalan que una persona puede haber caído en una red de explotación sexual. “Por ejemplo, cuando la joven sale mucho, falta al colegio o aparece con algo muy costoso que sus ahorros no le permiten comprar; cuando se vuelve agresiva, o por el contrario, cae en depresión”, refirió.
Villarroel dijo que se debe fortalecer la coordinación entre la Policía, el Ministerio Público y el Poder Judicial e incrementar las penas contra este tipo de delito, además de fiscalizar los lugares donde se cometen estos abusos.
CAMPAÑA CONTRA EL TURISMO SEXUAL
Una encuesta elaborada por GFK para la ONG CHS Alternativo reveló que el 73% de la población considera muy frecuente el turismo sexual en el Perú. “Se está dando en las ciudades más grandes porque existe un entorno que lo facilita, pues hay gente que ofrece el servicio sexual de menores de edad, foráneos que pagan por ese servicio y establecimientos, como hoteles o bares, que lo permiten”, dijo Ricardo Valdés, director de CHS Alternativo.
Una de las ciudades donde esta situación es más creciente es Iquitos. Pese a que es casi de conocimiento público que hay una red que ofrece servicios sexuales con menores de edad, en todo el 2014 solo se procesaron 32 denuncias por esa forma de explotación sexual y ningún hostal fue sancionado por permitir el ingreso de menores a sus instalaciones para tener relaciones sexuales con adultos.
Ante la situación, CHS Alternativo inició esta semana una campaña de orientación sobre las penas que pueden recibir los que participan o favorecen la explotación sexual. La campaña Cárcel incluye la instalación de una serie de paneles colocados desde el aeropuerto y por todo el camino a la ciudad; estos contienen mensajes que advierten que el turismo sexual está penado.
La campaña durará seis meses y busca que los foráneos no se hagan cómplices de organizaciones criminales que comercializan con menores de edad. La idea es reproducirla luego en todo el país.
Por Mariella Sausa (msausa@peru21.com)
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