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Pueblo chico, infierno grande [Análisis]

Desde enero de 2016, tres alcaldes han sido asesinados. Todos fuera de Lima. Las trayectorias políticas y las composiciones de sus concejos municipales guardan varias similitudes.

Casos ejemplifican una aflicción que abruma a la política local. (Renzo Salazar)
Casos ejemplifican una aflicción que abruma a la política local. (Renzo Salazar)

Ronald Navarro, Teodomiro Baca y Luis Enrique Yui. Así se llamaban los alcaldes asesinados en lo que va del 2016 en tres distritos poco conocidos a nivel nacional hasta entonces: Paimas (Ayabaca, Piura), Pión (Chota, Cajamarca) y Yaután (Casma, Áncash), respectivamente.

A Navarro (30) le dieron muerte el 6 de octubre dos individuos que, desde una motocicleta, le dispararon a la altura de la nuca. Navarro se hizo con la alcaldía de Paimas a los 28 años. Compitiendo bajo el estandarte del movimiento regional Unión Democrática del Norte, ganó la elección con el 27% de los votos válidos, en un distrito de poco más de 6 mil votantes. Como en muchas zonas de Piura, en Paimas existe una intensa actividad de sicarios.

Baca, en tanto, tenía 46 años cuando fue emboscado por dos sujetos que lo asesinaron disparándole por la espalda. Sin experiencia previa en la política, ganó la elección municipal con el Frente Regional de Cajamarca. Obtuvo 550 votos, que representaron el 55% de los votos válidos en un distrito de solo 1,257 electores hábiles. El alcalde venía siendo investigado por presuntamente haberse beneficiado de la compra ilícita de un terreno para la ejecución de una obra en su distrito.

Yui, por su parte, fue asesinado al resistirse a un asalto cuando se trasladaba en un bus a Lima. Su esposa y su hijo han afirmado recientemente que venía recibiendo amenazas de muerte. Yui logró la alcaldía de forma poco ortodoxa. Elegido primer regidor distrital con el movimiento regional Puro Áncash, juramentó para el cargo de alcalde en mayo de 2016, luego de que José Del Carpio Melgarejo —que ganó la elección del 2014 con 35% de los votos— fuera condenado a seis años de prisión por colusión en agravio del Estado. Del Carpio —con quien Yui casi se lió a los golpes en una reunión del concejo— se fugó en mayo de este año de la corte en la que fue sentenciado, media hora antes de recibir la noticia. Es hoy día uno de “los más buscados” por la PNP en Áncash.

Los tres casos ejemplifican una aflicción que abruma a la política local: muchos de los que participan en ella lo hacen porque —en una suerte de afán “emprendedor”— ven en este rubro una forma de ganarse la vida.

En conjunto, los actuales concejos municipales de Paimas, Pión y Yaután están compuestos por ciudadanos con trayectorias muy parecidas. Carecen de experiencia política (de gestión, candidaturas y militancias) y hasta laboral, pero mantienen un fuerte arraigo en la localidad: todos cursaron sus estudios primarios y secundarios en los distritos en donde se desempeñan como regidores. Fuera de Lima, el tipo de concejo de estas localidades debe ser más una regla que una excepción.

Más que por políticos o gestores, los concejos municipales están integrados por “emprendedores” locales, que ven en la gestión pública un camino para el progreso personal.

En localidades de economías pequeñas y presencia limitada del Estado, la política termina siendo una atractiva alternativa de trabajo, cuando no la única. Donde la ley parece ser solo una referencia lejana, los desenlaces violentos no son más que una tangible posibilidad.

Cifras

  • 70 alcaldes han sido amenazados de muerte en el último año, según informa la Asociación de Municipalidades (AMPE).
  • 6 miembros tienen los concejos municipales de las tres localidades donde se asesinaron alcaldes.

*Informe especial elaborado por el grupo de análisis político 50+1 para Perú21


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