Por Juan José Garrido (director@peru21.pe)
Siempre presente en la discusión política y económica, PPK apunta los fallos del gobierno a la hora de mantener el crecimiento y esboza las oportunidades que tenemos con miras a los próximos años.
¿Cuál es su balance de estos últimos 24 años?
Por el año 2000 llegamos al nivel de ingresos que teníamos en el 70. Las reformas básicas fueron las que impulsó (Carlos) Boloña y su equipo y, luego, (Jorge) Camet las llevó a cabo. En los 11 años de (Alberto) Fujimori, las exportaciones se quedaron más o menos estancadas, la deuda quedó en el limbo. Luego viene el periodo 2001-2011 y eso fue un diseño muy bueno. El final de Fujimori política y económicamente fue muy malo, pero, si uno se olvida del 97 al 2001, tienes un crecimiento fuerte.
¿En qué momento el Perú se hace atractivo para la inversión?
La reforma pensionaria del Estado es la principal razón por la cual Perú sube en las calificadoras de crédito. Se empezó a arreglar cosas como las azucareras, aunque eso no ha terminado, se empezó a hacer las concesiones como la del gas de Camisea. Había un proyecto cada dos o tres años que nos daba un impulso fuerte.
¿Seguimos estancados en los mismos temas?
Sí, todavía estamos muy atrasados en educación, tecnología y formalización. Son los grandes retos. Las prioridades siempre son educación, salud, infraestructura, el agua potable, que es un poco una obsesión mía. Creo que no hay vida saludable sin agua potable y desagüe.
¿Y cuál sería su balance institucional?
El balance institucional es malo porque, después del gobierno de fuerza de Fujimori, se lanzó la descentralización apresuradamente y ahora estamos viendo los resultados de eso. Hay que preguntarse, sin embargo, si esta cola de acusaciones contra presidentes regionales está dirigida o es genuina. Hay un Poder Judicial que sigue siendo pobre; no solo hay indicios de corrupción, sino de inflexibilidad con leyes arcaicas, con sistemas no modernos, todo está en papeles. Creo que en seguridad estamos por el suelo y uno no sabe realmente cuáles son las cifras. En 2001 la tasa de homicidios era cinco por cada 100 mil habitantes y ahora el INEI dice que es nueve, mientras que otras cifras dicen 19.
¿El Congreso tampoco ayuda?
Tenemos el Parlamento que merecemos, es decir, uno pobre, donde no hay mucha visión del mediano y largo plazo. No hay tampoco políticas de Estado que van más allá de cinco años. En educación, por ejemplo, tienes que pensar a 15 o 20 años.
¿Las reformas institucionales requieren de consensos políticos?
Las grandes reformas requieren liderazgo, y eso quiere decir que estés dispuesto a que te tiren tomates y huevos, como me tiraron cuando me deshice de la 20530, con el apoyo del Apra, o sea que había un elemento de consenso.
¿Ve factible un consenso en lo institucional cuando ni siquiera parece haberlo en el modelo económico?
Creo que no hay tanta discusión sobre el modelo económico. La palabra modelo es un esquema que evoluciona todos los días. Lo que ocurre es que tenemos un gobierno que no tiene una visión muy clara de adónde quiere ir.
¿Le preocupa el friaje económico?
Creo que va a haber una recuperación en los números del PBI a fines de año e inicios de 2015. Eso se debe a que en el año 2015 van a entrar cuatro grandes minas en producción, y la producción de cobre del Perú, que es un millón 400 mil toneladas, va a llegar a 3 millones. Chile produce 5 millones y el mercado mundial es 18. Vamos a tener un poco más del 20% de la producción mundial. Entonces, allí hay que articular una visión de cuál es el próximo paso.
¿Cree que estamos cerca al chavismo?
Lo que pasa es que se fueron de la (Gran) Transformación a la (Hoja de) Ruta y han perdido el séquito de los que los pusieron en el poder. Entonces, mucha gente se siente traicionada y de ahí viene esta tendencia un poco autoritaria. Es un poquito la tentación del fascismo de izquierda. Hay que leer ahora lo que está pasando en Brasil, se le acabó la cuerda, está creciendo al 1%, la recaudación tributaria es 38% del PBI. Este aumento considerable en las regulaciones y del gasto público va en esa dirección.
¿Por qué crecemos al 1% si antes estábamos al 7%?
Primero, porque las exportaciones de oro se cayeron en un tercio porque bajó su precio y la producción. Lo segundo es que si bien el gobierno aumenta el gasto público considerablemente, la Sunat está detrás de la gente para financiar. El Perú no tiene déficit fiscal; este año vamos a tener un poquito, pero entonces subes y subes, y le agarras a la gente todo. Hace falta un plan para eliminar la informalidad a través de reducción de impuestos, un régimen especial para las pequeñas empresas que emplean al 85% de la gente.
El promedio es 25% de impuestos corporativos para los países de la OECD; en Perú es 34%. ¿Para usted cuánto debería ser?
(Debería ser) 25% y para los chiquitos 10% por 10 años, si se formalizan. El IGV habría que bajarlo un poco de 18 a 15 y luego vemos dónde estamos. Tú vas a reducir impuestos, pero vas a recaudar igual con el tiempo porque estas pequeñas empresas van a empezar a pagar algo y la base va a aumentar. El Perú es altamente informal y los pequeños que tienen RUC lo que hacen es tomar la financiación de forma personal y luego lo pasan a su empresita y entonces tienen duplicación de costos.
Al revisar el estudio ‘Doing Business’, los principales problemas de las empresas son fallas de Estado. ¿Por qué le es tan fácil al peruano entender las fallas del mercado y no del Estado?
Mucha gente está frustrada con la administración pública, no sé si en el fondo hay un sentimiento antimercado tan fuerte como a veces puede parecer. Yo creo que al final la gente de repente se acostumbra a esa retórica, pero a la hora de ir a Plaza Vea van y descartan estas ideas extremas. Y, en cuanto a la corrupción, en ese tema es como un baile, tiene que haber dos personas: el que paga y el que recibe. No es todo un tema de gobierno.
¿Cuál es el crecimiento potencial del Perú?
Yo sí creo que podemos crecer al 6%, 7% y 8% porque tenemos una población joven por 15 años más. Hay que aprovechar este periodo. Chile, que tiene una población más madura, ha crecido al 5 o 6% tranquilamente invirtiendo en infraestructura, etc.
¿Qué reformas tenemos que hacer para crecer 6%?
La primera es la reforma de la informalidad, incluyendo unos cambios en el sistema laboral, porque tenemos entre CTS e indemnización por despido 18% encima de la planilla y eso se puede sustituir con un seguro de desempleo. Lo otro es una reforma en infraestructura. Además, un cambio en educación tecnológica, y eso supone una buena educación inicial, primaria y secundaria, además de una buena educación tecnológica en la secundaria, incentivando a la gente a estudiar cosas técnicas al nivel universitario.
¿Un cambio total en educación?
No vamos a transformar al Perú en un país de millones de ingenieros, pero debemos empezar. También se necesita una reforma institucional, hacer una verdadera reforma judicial porque hay inseguridad legal; todo es lentísimo.
¿Cómo definiría políticamente a su partido?
Es un partido que refleja un cambio generacional en el Perú, que la juventud quiere otro tipo de gobierno, sobre todo la juventud que tiene estudios, quiere a un líder que no sea el ‘balconazo’, de gran discurso, sino que sea práctico, que les solucione los principales problemas como el de trabajo porque hay mucha informalidad. Además, quieren vivir mejor, tener un buen transporte, infraestructura, ordenamiento.
¿Si tuviera que centrarlo ideológicamente?
Es de centro en general; en temas de agua potable, salud, es más bien de izquierda. Y en lo que es manejo de economía es más obviamente de centroderecha.
¿Cuál sería el país que se acerca más al modelo del partido?
Yo diría que debe ser alguien como Álvaro Uribe en Colombia en el tema de seguridad, y debe ser Corea en el manejo de la economía.
¿Existe un riesgo de quiebre democrático hoy?
Creo que hay un riesgo porque me parece raro que un presidente esté promoviendo a su esposa como próxima presidente del Perú. La impresión que uno tiene es que están mirando esa opción.
Si eventualmente se presentase la primera dama, ¿considera que la oposición debería formar un frente común?
Yo creo que hay que unirse. Entre Keiko (Fujimori), Alan (García) y el que habla tenemos ideas que compartimos, no tengo interés de vivir en Palacio de Gobierno, prefiero vivir aquí, pero me interesa que este país salga adelante; esa es la única razón por la cual estoy metido en esto.
¿Considera que la polarización actual es muy alta?
No veo tanta polarización. Veo una clase media, o por lo menos aspiracionalmente media, como lo dice Arellano, donde la gente quiere trabajo, un futuro para sus hijos. La informalidad deprime los sueldos. Si nos deshacemos de la informalidad, que será un proceso que toma un montón de tiempo, las remuneraciones van a subir y las empresas van a invertir en bienes de capital; sería una fuente de crecimiento muy grande.
¿Cuál es su visión del país de cara al bicentenario?
Lo que quisiera es que el Perú no se quede en la trampa del ingreso medio. Brasil parece que ya entró a esa trampa, Argentina ha retrocedido, México no sale de ahí. Para dar el salto y no quedarse enjaulado, hay que hacer reformas importantes. Los países que están por salir de allí son Chile, Turquía, pero se ha entrampado con temas políticos. En Asia obviamente Singapur, Corea está galopando con un montón de problemas sindicales, pero ya salió, Taiwán también.
¿Cree que el ‘paquete Castilla’ va a reactivar la economía?
Se necesita promover exportaciones como Conga, Quellaveco, Chavimochic. A largo plazo necesitamos invertir en formalización, que va a generar beneficios, inversiones, etc. El paquete es mejor que un no-paquete. Es un poquito optimista, no es malo, pero, por ejemplo, en la parte de Sunat y deudas tributarias, el 93% de esas empresas ya no existen, es decir, las vas a premiar, pero ya pasaron al cementerio corporativo. Los permisos para lotes petroleros, si eso se implementa, puede ser útil, pero ¿por qué no hay mucha exploración petrolera? Porque de repente no hay mucho petróleo y la distribución no es favorable a las empresas. Tienes la regalía que puede ser hasta 37% y luego tienes que compartir la utilidad con el Estado en 33.1%, queda muy poco; por eso no invierten en el petróleo.
¿Hubiera hecho las tres megaobras como este gobierno?
No. Si se hacen concursos, licitaciones, tiene que haber más de un postor, y si no lo hay, se espera y se promueve. En el caso de la Línea 2 del Metro, ¿quiénes son los grandes fabricantes en el mundo? Los chinos, coreanos, japoneses, franceses, canadienses, y ninguno de ellos se presentó. En la refinería, que es un tema un poquito controversial, las hacen los americanos, europeos, holandeses y tampoco se presentaron. Y en el gasoducto sí había un segundo postor y no se le permitió presentarse. Todo esto del gasoducto se habría podido evitar si se hubiera aceptado la iniciativa privada de Odebrecht en 2011.
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