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Carlos Meléndez: “Indulto debería discutirse al final de los cinco años”

Indica que el mandatario podría tomar una decisión sobre el indulto, pero se ha visto arrinconado por los fujimoristas y antifujimoristas

Carlos Meléndez (Mario Zapata/Perú21)
Carlos Meléndez (Mario Zapata/Perú21)

Por: Mariella Balbi / Periodista

Para Carlos Meléndez, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Notre Dame (EE.UU.), el indulto de Alberto Fujimori no es un tema fundamental para el país. El diálogo PPK-Keiko Fujimori tiene como punto nodal generar confianza entre ambos para trabajar conjuntamente por el buen porvenir del país.

¿El debate nacional en el Perú tiene como telón de fondo permanente el discutido indulto a Alberto Fujimori?

- Creo que no. Discrepo de quienes afirman que este indulto es un dilema que hay que resolver ya. PPK podría gobernar tranquilamente sin plantear el tema, ni traerlo a la luz pública, si tuviera la habilidad política de fijar otros puntos de acuerdo y gobernabilidad. Alan García y hasta Humala manejaron las presiones sobre el indulto. PPK podría hacerlo, pero se ha visto arrinconado por los fujimoristas y los antifujimoristas. Es un tema secundario, hay cosas más importantes que el indulto. El antifujimorismo parte de una falsa premisa: PPK es débil porque el Congreso es fuerte, un poder de facto en contra de la gobernabilidad y el fujimorismo está chantajeándolo con el tema del indulto.

¿No es así?

- No. PPK es débil porque el Poder Ejecutivo en el Perú siempre fue débil, con tecnócratas sin tacto político. Pero para los antifujimoristas, la debilidad se debe al ‘chantaje’ con el indulto. Por eso han marchado el pasado viernes, sin mucho éxito. Existen rumores, pero ninguna evidencia de que se indulte a Fujimori. Con base en esto, se ha generado una ola de descontrol y de caos. Estamos paralizados en si va o no.

Son más de cinco meses que vivimos en este ping pong del indulto a Fujimori. El presidente dice que no, que sí. Ayer dijo que lo vería a fin de año…

- Pero eso tiene que ver con la torpeza presidencial. No ha habido ningún avance objetivo con el tema. El indulto debería discutirse al final de los cinco años de gobierno, si no hay un problema grave de salud de Fujimori. PPK se enreda él solo planteando el indulto como un tema de vida o muerte para su gobierno. Los ‘antis’ afirman que indultarlo afectará la gobernabilidad del país. Del otro lado, entre los fujimoristas familiares esto es un tema emocional y familiar. Y el fujimorista oportunista de nueva generación lo que quiere es acceder a un eventual gobierno de Keiko Fujimori. Son intereses particulares, no porque le conviene al país.

¿Quiere el presidente indultar a Fujimori?

- Creo que, como persona, ve el indulto como una posibilidad. PPK tiene la misma edad que Fujimori, sabe lo que cuestan los errores y delitos en política. Como presidente, debe tomar en cuenta otras consideraciones: las presiones del fujimorismo y del anti, estos últimos politizaron el tema del indulto en los últimos meses. Patearlo para fin de año es un error, porque seguirá postergándolo.

¿El gobierno quiere dividir al fujimorismo jugando este tema? Keiko Fujimori lo separa de la política partidaria, su hermano no…

- No creo, no tiene habilidad para eso. En el gobierno hay conflictos internos tan severos que no creo que tengan capacidad para hacerlo. El deseo está, claro. Mucho se dice que el fujimorismo no ha aceptado el resultado de las elecciones…

Esto lo repiten muchos oficialistas…

- Pero los ‘ppkausas’ tampoco aceptan el resultado electoral, no digieren que Fuerza Popular sea la primera fuerza política. El fujimorismo tiene sus divisiones. Hay voces traviesas como la de Kenji, otras más tradicionales que no están de acuerdo con la estructura partidaria planteada por Keiko, pero, a la hora de la hora, el fujimorismo está más cohesionado de lo que se piensa o acepta que cualquier otra fuerza política. En los partidos siempre hay facciones. Las del fujimorismo no se comparan con las apristas de su momento, ni con las de la izquierda, que está dividida claramente. Exageramos si vemos ruptura en el fujimorismo. Hay voces discrepantes como la de Kenji, que tiene carisma e incomoda a Keiko Fujimori pero todo dentro de lo manejable.

¿Cuando Kenji Fujimori declara que “hay que ser una oposición constructiva y no destructiva”, no es una crítica a su hermana? Se encontró con el presidente en un medio y dijo que se deben tender puentes…

- Kenji solo tiene como capital político su propia imagen pública.

¿Afecta a su partido, Fuerza Popular?

- Es una voz menor, personal, ambiciosa, pero no tiene aparato político ni congresistas. Evidentemente, afecta a la correlación de fuerzas dentro del fujimorismo. Este no es solo Fuerza Popular, es un campo político más amplio. Eso de que 20 parlamentarios de su bancada se irían con él es una exageración. Tiene su carisma y votos, pero está a una distancia bastante lejana como para ser una voz que equilibre el dominio que claramente tiene Keiko Fujimori. Ella está pensando en 2021, él en el largo plazo…

Le preguntaron si candidatearía en 2021 y no lo negó…

- Bueno, pero sus declaraciones de tender puentes, etc., no le dan para ser estadista. Requiere otras cualidades que todavía no tiene. Está empezando una carrera. La candidata natural del fujimorismo es Keiko Fujimori. ¿Si Kenji quisiera formar una bancada, con cuántos contaría? Con pocos.

¿Reta a su partido? Está sometido a proceso disciplinario…

- La disciplina partidaria ordenará la aparente tensión que hay. Sería una sanción menor, a mi juicio. Pero lo van a tratar como a un congresista más. Kenji está en la Comisión de Ética por dar dádivas en sus viajes. Keiko Fujimori tiene que gobernar una bancada de 71 personas. Obviamente habrá cuadros que se le van a escapar. Pero Kenji no tiene un proyecto serio…

Él se dirige al Ejecutivo para el tema del indulto, se reúne con miembros de esto…

- Es un acercamiento mediático, juega mucho con los tuits, con los símbolos. Pero no va más allá de eso. No tiene una estrategia.

Pero está criticando a su partido, pide una reorganización…

- Creo que no ha encontrado su espacio y Keiko no se lo ha dado en el proyecto político. Es una falla suya. Pero Fuerza Popular es muy grande y se vuelve inmanejable en determinados momentos.

Con algunos medios, el antifujimorismo levanta la imagen de Kenji Fujimori, él es democrático, su hermana no.

- Ojo que los antis están divididos, algunos consideran que esto es una trampa de estilo ‘montesinista’, una táctica del fujimorismo. Los radicales detestan a los dos hermanos por igual. Ahora, este juego del bueno y de la mala tiene un límite, cansa. Si Kenji quiere realmente ser un contrapeso de Keiko Fujimori, debe trabajar en la organización y estar presente en su bancada y dejar de ser el hijo de Alberto. Los dos son sus hijos, pero Keiko ha formado un proyecto político. Si no, seguirá siendo el hijo de.

¿Si Fujimori es indultado, retomará el liderazgo del partido? ¿Perjudica a Keiko?

- La conducción no creo, tiene problemas de salud. Sí alteraría la correlación de fuerzas, habría un empoderamiento del fujimorismo tradicional. Como hija, Keiko quiere ver libre a su padre. Políticamente, tendría que evaluar la correlación de fuerzas. Pero es impredecible lo que ocurrirá, depende si se le permite hacer política o no.

¿El fujimorismo es obstruccionista en el Congreso?

- En lo absoluto. En los temas sustantivos votó de acuerdo con el Ejecutivo, en una actitud de cooperación. Nos estamos dejando llevar por lo que pasó con dos o tres ministros. Lo actuado por este Congreso fujimorista no es tan distinto a lo ocurrido con los gobiernos de Toledo, García y Humala inclusive.

El presidente le achaca al Parlamento una censura compulsiva de ministros…

- También pide que lo dejen trabajar. Eso lo hace por impotencia. Como estadista, no puede llevar adelante al país y tiene que echarle la culpa a alguien. Es muy rentable que el Ejecutivo le cargue la culpa a la oposición. PPK habla así por su incapacidad para realizar su anunciada revolución social. En este año la única revolución vista es en las páginas de sociales. El país sigue siendo el mismo. No es un estadista…

¿Eso puede cambiar?

- Difícil que una persona cambie, sobre todo a esa edad. PPK requiere llevar al gobierno a personas confiables que tengan experiencia política. Usar cuadros del Apra, del PPC en los que él confíe. Así como está el asunto, es bastante inviable. Los seis cambios de ministros en este año giran dentro del mismo entorno ‘sanisidrino’, elitista, tecnocrático. Se eligen entre ellos, son cambios endogámicos. El único nuevo es el ministro de Cultura. PPK vive y gobierna en una burbuja donde se habla de lo mismo, pensando solo en la economía. El país no es San Isidro. Cree que con algunos pasos en el MEF ya está todo bien. ¿Quién gobierna la informalidad, quién organiza la sociedad? PPK cree que gobernar es manejar las cifras económicas…

Pero no hay un manejo exitoso de la economía…

- Ni siquiera. Los presidentes anteriores tuvieron un problema con la conflictividad social. Toledo el ‘Arequipazo’, García el ‘Baguazo’, Humala tuvo Conga. Con Chinchero, el principal problema de PPK han sido sus propios amigos, su entorno. Es un problema político por no saber manejar el conflicto de intereses que hay en su círculo, en esa burbuja lobbista ‘sanisidrina’ y entre los familiares de sus ministros.

¿Se narcotizaron con Chinchero y fue su Waterloo?

- Claramente. Fue un autogol tremendo. Además, los cusqueños no están movilizados por Chinchero, no existen presiones de frentes de defensa que lo defiendan, como ocurrió en los anteriores gobiernos. En realidad el único ministro censurado fue Saavedra.

El presidente dijo que podría cambiar a dos ministros. ¿En su opinión, el premier debe estar entre ellos?

- El premier se ha desgastado en este año. Con dos cargos el desgaste es mayor. Debe venir aire fresco y político. Llamar a gente con experiencia política, la hay y es cercana al entorno de PPK. Lastimosamente, él no sabe aprovechar los momentos de fortuna. Ha tenido dos lunas de miel en un año, ningún otro presidente lo tuvo. Pero PPK se quedó dormido en ambas. Fueron dos oportunidades de diálogo en seis meses, las perdió. Los fujimoristas critican que no tienen con quién hablar en el Ejecutivo, no existen personas que sean capaces de tener un diálogo fluido con Keiko Fujimori o con Luz Salgado. Zavala puede quedarse, pero no en el premierato. Para Economía tiene la justificación de El Niño, es como una muleta para él.

¿Zavala tiene pretensiones presidenciales?

- Obviamente tiene aspiraciones políticas. En el Perú, cuando alguien tiene llegada a la opinión pública, rápidamente se cree el cuento de que tiene chances políticas. Hasta Daniel Urresti fue candidato.

¿Qué ministros están desgastados?

- El desgaste es del Ejecutivo en general. La dinámica de la PCM es la que está fallando.

Los audios de miembros del Ejecutivo que presionan al ex contralor nos han revelado la desesperación por Chinchero y presiones…

- ¿Cuántas veces se habrá hablado sobre Chinchero en las reuniones informales del Ejecutivo con personas que tienen intereses en esto? La hermana, la amiga, la comadre, el lobbista que está en Kuntur, en fin. Han ejecutado una presión del gobierno y volvió Chinchero como algo de vida o muerte. Los audios han revelado una ansiedad enorme sobre el tema. Es lamentable lo escuchado, grafica cómo los conflictos de intereses están al lado y dentro de Palacio de Gobierno. Ante la crítica del contralor, le sacaron su expediente, parece que todos lo tienen. El contralor entró a una confrontación directa, fue un error.

¿Quién grabó al contralor en sus tres reuniones? ¿Rezagos de servicios de inteligencia?

- Al parecer, hay mercados ilegales de espionaje que están a la venta que pueden ser utilizados políticamente por cualquiera. No es un solo actor, hay muchas fuentes. Algo más sofisticado y estructural que una persona grabando con su celular. No descarto que en el caso del contralor, sean personas que están al interior de inteligencia del Estado. En este gobierno se comenzó con el caso Moreno.

“Diálogo depende más de Keiko que de PPK”

Hay voces antifujimoristas que ante cualquier problema del gobierno se manifiestan por cerrar el Congreso. ¿Es tan fácil?

- Hay un sector antifujimorista que es oportunista y radical, y se guía por la venganza política. Paradójicamente se dicen defensores de la ciudadanía y de las instituciones, pero enarbolan una propuesta ‘antiinstitucional’ por su vindicta política. Sin embargo, el fujimorismo defiende la continuidad de estos cinco años. Son voces irresponsables. El diálogo del martes debe servir para eso…

Pero se ha planteado tocar seguridad, corrupción, reactivación, reconstrucción…

- Lo importante del diálogo es convencer a PPK de que el fujimorismo no lo quiere vacar. Creo que ese es el tema nodal del diálogo. Los temas que menciona son relevantes, pero pasan a un segundo plano. La conversación debe ilustrar la convivencia de dos poderes: un Ejecutivo débil y un Legislativo poderoso. Tiene que servir para que no se le tenga miedo al fujimorismo y este debe dejar de meter miedo al Ejecutivo. Le tiene algún tipo de temor, sobre todo cuando va al Congreso. No hay evidencia, pero los miedos son irracionales. Además, hay voces que le dicen al oído del gobierno: te van a vacar, censurar, etc. Parece que PPK está influenciado por esas opiniones. Keiko Fujimori debe transmitir que no será un obstáculo para la gobernabilidad.

¿A eso se reduce el diálogo?

- Se pueden tratar otros temas, pero lo fundamental es generar confianza entre esos dos poderes. Otro tema que me parece vital es el de la reforma política. Pero ambos poderes no tienen luces sobre qué hacer. La economía no avanza, entre otras cosas, por el ruido político. Pueden también fijar dos o tres grandes reformas en materia económica, laboral, de seguridad para los próximos tres o cuatro años. Y así habrá, por ejemplo, un respaldo para algunos ministros como el del Interior. Pero el tema principal es que no existan miedos ni lobos que estén tratando de comerse a la Caperucita ‘ppkausa’.

¿Provocará algún cambio el diálogo Keiko-PPK?

- Tranquilizará a la derecha empresarial y a los grupos económicos. La confianza será más para las élites empresariales que para la ciudadanía. Lo único que estos no quieren es un gobierno de Gregorio Santos o Verónika Mendoza.

¿Puede ser que el diálogo quede en nada, como el primero?

- Sí, es un gran riesgo. Pero es bueno que se dé antes de 28 de julio. Puede ser el inicio de una nueva etapa. Finalmente, el fujimorismo y los ‘ppkausas’ pertenecen a una misma derecha. Son dos caras de una misma moneda. Los Humala, Santos eran enemigos de la gobernabilidad, es irónico que ahora gente de cuello blanco le meta la idea a PPK de que el fujimorismo es el Sendero Luminoso de la derecha.

¿De qué depende que el diálogo sea productivo?

- Depende más de Keiko que de PPK. Este último ha demostrado mucha falencia a nivel político. Quien tiene más manejo político es ella. Keiko ha decidido ser discreta, pero para tener ese rol debes tener voceros y estos son demasiado agresivos en algunos casos, polarizando.

Se rumorea que será difícil que el gobierno dure los cinco años.

- Creo que sí puede terminar, salvo que PPK tenga problemas de salud. Además, la movilización social no ha sacado a presidentes, es bastante fragmentada.

La reconstrucción puede no ser exitosa, el norte se está crispando…

- El norte ya está achorado. Las regiones que menos confían en el Estado peruano son Tumbes, Lambayeque y Cajamarca. Probablemente, se sume Piura y La Libertad. La tarea es titánica, generar confianza donde no hay. Se requiere tener aliados, el partido político más fuerte en alcaldes en la zona de reconstrucción es Alianza para el Progreso. Ojo, vienen elecciones regionales y municipales en 2018.

¿En el caso Lava Jato hay ocultamiento o negligencia?

- Negligencia. En Brasil, los fiscales estaban preparados. Los nuestros no tienen el peso político ni las agallas para enfrentar a ex presidentes. Nuestro sistema de justicia es precario. Todos los gobiernos han hecho negocio con esas empresas brasileñas.

Datos

  • Carlos Meléndez Guerrero es sociólogo graduado en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Es investigador y tiene estudios de doctorado en Ciencia Política en la Universidad de Notre Dame (Estados Unidos).
  • También es investigador posdoctoral en la Universidad Diego Portales de Chile. Socio de 50+1 Grupo de Análisis Político.
  • Es autor de La soledad de la política (2012) y Anticandidatos (2016), libro que analiza el escenario político del país ante un contexto electoral.

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