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Aprobación popular y desastres: el espejismo del rebote

Los jefes de Estado que han enfrentado emergencias han tenido una reacción variada de la opinión pública.

Aprobación popular y desastres: el espejismo del rebote. (Composición)
Aprobación popular y desastres: el espejismo del rebote. (Composición)

Informe especial elaborado por el grupo de análisis político 50+1

Desde la década de los 80, cuando empezó una medición sistemática de los índices de popularidad presidencial, los desastres naturales han retado a las distintas administraciones estatales a demostrar su capacidad reactiva y su empatía con los damnificados, y así proyectar una imagen de liderazgo. El saldo no siempre ha sido positivo.


Belaunde: tormenta perfecta

En su segundo gobierno, Fernando Belaunde (1980-85) se encontraba entre el 31% y 29% de aprobación (según Datum) cuando empezaron a arreciar las lluvias e inundaciones en la costa norte (de diciembre de 1982 a marzo de 1983).

La primera medición disponible después de aquel fenómeno El Niño reporta una caída de 8 puntos porcentuales (21% en julio de 1983), nivel del cual no logró reponerse en los siguientes meses (20% en diciembre de 1983).

Claramente, la emergencia climática acentuó la sensación de crisis generalizada (el despliegue de la acción terrorista de Sendero Luminoso era ya considerable en 1983; la crisis de la deuda externa apremiaba) que se agudizó a mitad del mandato.

Fujimori: el reenganche del ingeniero


En cambio, para Alberto Fujimori, el fenómeno El Niño de 1998 le permitió reengancharse con su electorado. Tras haber ganado la reelección arrolladoramente en 1995, el entonces presidente había tenido una sustantiva caída en sus niveles de apoyo a mediados de 1997 (45% en junio; 34% en diciembre), en medio del inicio de la recesión económica que afectó la segunda mitad de su segundo gobierno (cifras de Ipsos).

La emergencia climática, sin embargo, fue aprovechada para afianzar su imagen de “ingeniero en el terreno” y durante los meses de dicha emergencia (enero, febrero y marzo de 1998) inició una curva positiva escalando de manera progresiva (38%, 45% y 47% de aprobación, respectivamente). Los siguientes meses logró posicionarse por encima del 40%.

García: entre Pisco y renazca

Más recientemente, un político experimentado como Alan García supo hacer del desastre una oportunidad. En su segundo gobierno (2006-11), consiguió una subida de 10 puntos en sus índices de apoyo luego del terremoto de Pisco de agosto de 2007, que costó la vida de más de 500 personas. Subió del 35% al 45% en el mes siguiente a la catástrofe del sur, según cifras de Ipsos.
Sin embargo, el incremento duró poco. En octubre, cayó a 30%, ante la impaciencia por una reconstrucción que nunca llegó.

PPK: El rebote sin cambios

¿Qué pasará con el presidente Pedro Pablo Kuczynski? El inesperado fenómeno El Niño costero sucedió en medio de una caída libre de su aprobación que, según los registros de marzo, había sido remontada por el accionar colectivo de su gabinete y el exitoso eslogan “Una sola fuerza”, además de un extendido ánimo solidario. Sin embargo, se perciben carencias en la habilidad política que permitió a sus predecesores ensayar una recuperación, sostenida o temporal.

La mejor gestión tecnocrática hasta la fecha podrá haber levantado la aprobación, pero difícilmente podrá convertirla en una oportunidad para reengancharse con la ciudadanía. De hecho, la semana pasada, Perú21 publicó una encuesta de Pulso Perú/Datum, que reportaba una ligera caída (-2 puntos), siendo mucho mayor en el norte (-12 puntos).

DATOS

  • 10 puntos subió Alan García en su aprobación tras el terremoto de Pisco.

  • 8 puntos bajó Fernando Belaunde entre diciembre de 1982 y julio de 1983.

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