11.DIC Miércoles, 2024
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Opinión

Realmente ridículo el manejo del caso de Antauro Humala. Desde que su hermano asumió como mandatario, el líder del ‘Andayhualazo’ no ha dejado de estar en la primera plana de los diarios. Claramente quiere perjudicarlo con sus continuos escándalos y parece contar con la complicidad de ineptos funcionarios.

Fritz Du Bois,La opinión del director
director@peru21.com

Si bien era, desde todo punto vista, una ‘canchería’ el haberlo retornado a la Base Naval, luego de permanecer solo horas en el penal al cual lo enviaron cumpliendo con un fallo, la medida parecía imaginativa y había dejado en off side al Poder Judicial. Incluso, asumimos que había sido cuidadosamente analizada por asesores legales antes de ser implementada. Al final de cuentas, el INPE pertenece al sector Justicia, que lo componen los abogados del Gobierno. Pero no fue así y lo hicieron como una ‘criollada’, por lo que el episodio ha sido, en todo sentido, una payasada.

En realidad, lo último que desea Humala es que le enmienden la plana por no cumplir con una sentencia a días de iniciarse la última etapa en La Haya. Más aún, el presidente no puede distraerse en otro escandalete ni ser percibido como débil. Por lo que esperamos que, ahora, el Gobierno se busque un buen abogado para que puedan, finalmente, internar a Antauro en un penal de máxima seguridad para que no siga causando daño, pero sin correr el riesgo de ser otra vez cuestionados.

Por otro lado, es más que evidente que el Gobierno sufre por las enormes deficiencias que tiene tanto en Justicia como en el instituto penitenciario. Las iniciativas legislativas de ese sector, desde seguridad ciudadana hasta Movadef, son siempre una tinterillada y hasta ahora no han tenido efecto práctico. Mientras que los penales son un desastre, se escapan los presos o toman el control de las cárceles ya sea por la fuerza o comprando funcionarios, quienes también participan en las juergas. Es una vergüenza y a gritos se requieren cambios.


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