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Opinión

Los pueblos esperan que sus líderes tengan las cualidades y la cabeza fría para poder conducirlos no solo en la prosperidad sino, especialmente, en tiempos de dificultad. Cuando las papas queman es el momento en el cual los presidentes deben demostrar su capacidad para liderar.

Fritz Du Bois, La opinión del director
Los pueblos esperan que sus líderes tengan las cualidades y la cabeza fría para poder conducirlos no solo en la prosperidad sino, especialmente, en tiempos de dificultad. Cuando las papas queman es el momento en el cual los presidentes deben demostrar su capacidad para liderar.

Es por ello que es alarmante la facilidad con la que pierde los papeles nuestro actual mandatario. Incluso si temas que deberían de ser manejados por él con relativa facilidad, como el servicio militar, lo llevan a pataletas y a ningunear al defensor del Pueblo porque le ganó la mano con una demanda judicial, ¿se imaginan cómo se pondría si perdiera él o su mujer una contienda electoral? Evidentemente, no puede aceptar el ser derrotado.

Por otro lado, esa ofuscación lo nubla y le impide ver con claridad por dónde avanzar. Hace pocos días le dio un recibimiento digno de un monarca a Lula, de quien están copiando su modelo de asistencialismo a todo dar, pese a que este ya ha fracasado. Más aún, el fin del modelo brasileño basado en una extrema corrupción gubernamental y en una insostenible política de subsidio social fue pronosticado, por ejemplo, hace un año por Alan García en un artículo en este diario. Sin embargo, durante ese periodo la pareja presidencial, obsesionada por la reelección conyugal, no ha pausado y menos aún reflexionado, por lo que ha seguido trotando por el camino equivocado.

Así tenemos que el avance del Ministerio de Desarrollo Social, o mejor dicho de dádiva electoral, sigue siendo prioritario, mientras que los sectores de Salud y Educación están abandonados. Asimismo, Humala y su señora descuidaron al sector privado al mostrar su tendencia hacia el estatismo y han generado un desplome del optimismo empresarial, que va a requerir bastante más que un par de decretos reglamentarios o comentarios ‘tranquilizadores’ del mandatario para recuperarlo.

Por lo que ahora, que estamos en una nueva tormenta financiera en el exterior, deberían intentar recobrar la confianza tratando de demostrar que contamos con alguien que tiene manos firmes al mando. En realidad, sería el peor momento para andar llamando ‘panzón’ a todo opositor, buscando una pelea de callejón o picándose si el Congreso o el Poder Judicial le enmiendan la plana o simplemente no le hacen caso. Sin duda, otro trimestre de desaciertos por parte del presidente nos puede costar el crecimiento de varios años.

Más bien, lo que se requiere en la actualidad es trasmitir tranquilidad para que las diferencias que tenemos con otros países –cuentas fiscales superavitarias, grandes proyectos de inversión en marcha y el impulso de una clase media aspiracional– no se pierdan y nos permitan seguir disfrutando de un creciente bienestar. Sin duda, en la actual turbulencia internacional es que podremos apreciar a ciencia cierta el pulso y la altura que tiene la pareja presidencial.


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