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"Les hemos dado mucha libertad a nuestros hijos"

“No soy complicada, siempre apunto hacia la armonía y pido perdón”, nos dice Pilar Sordo, la psicóloga chilena que dará conferencias en Lima y Arequipa.

Foto: Difusión.
Foto: Difusión.

Pilar Sordo,Psicóloga
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Pilar Sordo, la controvertida psicóloga chilena, vuelve al Perú para presentar su libro No quiero crecer (Planeta) y dar tres conferencias en Lima (hoy, mañana y el domingo en el María Angola) y dos en Arequipa (27 y 28 de noviembre). Entradas: Teleticket. Conversamos con ella sobre cómo nos duele crecer.

¿Qué tan parecidos somos los peruanos y los chilenos?
Somos dos pueblos nobles, con gente cariñosa, con una gran capacidad para vencer las dificultades. Compartimos una geografía y tenemos capacidades similares para enfrentar los fenómenos de la naturaleza –terremotos, por ejemplo–, pero ambos padecemos la misma incapacidad para sonreír, para agradecer, para mirarnos a los ojos. La plataforma tecnológica ha ido abriendo demasiados espacios en nuestros países, y esto nos ha quitado la posibilidad de conversar, de dialogar. Por eso, debemos preocuparnos por nuestro desarrollo emocional.

Es decir, somos más parecidos de lo que, desde la política, nos gustaría aceptar…
Así es. Pero vamos camino a reencontrarnos, porque siento que entre los pueblos hay mayor aprecio, cariño y contacto que el que se da en la política. En este sentido, ambos países hemos crecido en madurez y en capacidad de encuentro.

¿La bonanza económica nos hace mejores personas o solo nos libera de ciertas angustias?
No sé si nos hace mejores personas, pero no es verdad que el bie-nestar económico nos acerca a la felicidad. Evidentemente, quien tiene las necesidades básicas cubiertas es capaz de ofrecer mayores capacidades de sí mismo que quien no las tiene cubiertas. Por eso, en la medida en que la extrema pobreza se elimine y la gente tenga más recursos para vivir, podrá entregar mejores cosas de sí misma. La bonanza tiene que ir de la mano con valores, con una mayor estimación del rol de la familia, etcétera.

Acaba de publicar No quiero crecer. Dígame, ¿por qué no queremos crecer?
Porque el testimonio del mundo que damos los adultos es horroroso. Hablamos de un mundo agobiante, cansador, donde no es posible sonreír, cantar ni agradecer nada. Entonces, cuando los jóvenes escuchan esto se dicen “para qué crecer si de adulto la voy a pasar muy mal”. Por eso, hacen todo lo posible para no asumir responsabilidades, para no crecer.

¿Esta tendencia es universal o solo se limita a Occidente?
Yo hablo del mundo hispano, donde se centran mis investigaciones. En nuestra sociedad, el asumir responsabilidades está asociado a lo negativo. Por eso no queremos estudiar, trabajar, y siempre queremos estar de vacaciones. Si esto en verdad pasara, no seríamos felices porque el estudio y el trabajo le hacen bien al alma. Hay que ganarnos el descanso porque solo así lo podremos valorar y porque ‘pulir’ el espíritu con el esfuerzo nos hace bien a todos. Hay una sobrevaloración del descanso y una muy mala propaganda de los deberes, cuando estos nos deberían producir satisfacciones.

¿Esta tendencia es reversible?
Sí. Si los adultos cambian de actitud, los jóvenes también lo harán. En mi estudio vi que si los adultos se volvían más agradecidos, más felices, más plenos, sus chicos también lo hacían. Por eso, en este proceso es bien importante el comportamiento de los adultos, quienes deben dar un discurso positivo de la madurez.

En su discurso hay un rescate del pasado, de las costumbres de nuestros abuelos…
Así es, pero yo no digo que todo tiempo pasado fue mejor. Lo que digo es que los adultos perdimos la capacidad de integrar y de agradecer lo mejor que tuvo nuestra educación con lo moderno. No hay que abandonar lo antiguo para apostar por lo nuevo. Se puede sumar lo pasado con lo actual.

¿Cómo serán nuestros hijos con sus hijos?
Más aprensivos que nosotros, van a tener miedo de dejar libres a sus hijos, pues nosotros les dimos mucha libertad a los nuestros, lo que a la larga fue negativo, contraproducente. Restablecerán los roles entre padres e hijos y, por eso, harán las cosas mejor que nosotros.

Todos dicen que priorizan a su familia: desde el banquero hasta el desempleado. ¿Es así?
En esto todos tenemos un doble discurso. Si uno ama lo que hace, debe encontrar el equilibrio, pero esto es muy difícil. Por eso los errores, los desencuentros. Debemos, por eso, dejar siempre un testimonio de goce entre los nuestros, por más que estemos cansados. Esto es difícil pues las estructuras mentales y el inconsciente son tramposos, nos juegan malas pasadas. Pero hay que intentarlo.

¿Hemos perdido la capacidad de generar conocimiento a través de la experiencia?
Creo que no somos capaces de integrar esa experiencia con nuestra vida nueva. Y me pasa a mí misma, con mis hijos, a quienes les haría muy bien vivir algunas de las cosas que yo viví, aunque hoy sean vistas como estúpidas.

AUTOFICHA

- Dada la crisis europea y el bienestar de los asiáticos, América Latina es vista como una reserva de espiritualidad, pero no sé si podremos mantener esta situación.

- Para muchos psicólogos, ciencia y espiritualidad no son compatibles; para mí, sí, porque, así como creo en Dios, confío en la ciencia.

- La psicología nos ayuda a comprender el comportamiento humano. Es importante porque una mirada externa puede ser valiosa en la solución de nuestros conflictos.


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