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"La industria musical es la que está en crisis, no la música"

Con 70 años a cuestas y más de sesenta como músico, el gran Raphael llega al Perú a ofrecer una gira que lo llevará a ciudades como Trujillo (27 de febrero), Piura (1 de marzo), Lima (3 de marzo) y, luego, Arequipa (5 de marzo) y Cusco (8 de marzo). Aquí su estupenda voz.

Foto: Perú21.
Foto: Perú21.

Raphael,Cantante
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Pocos cantantes populares con una voz tan privilegiada como Raphael. A sus 70 años, el artista siente que su voz está fresca y limpia. Tendremos oportunidad de comprobarlo este 3 de marzo en el Jockey Club. Entradas: Punto Ticket (Ripley).

Su relación con la música es muy intensa…
Con ella me llevo muy bien. Es un placer hacerla, le he dedicado mi vida entera. Y, como siempre me da placer, sigo en ella.

¿La música es su vicio?
Más que un vicio es una necesidad. Un mundo sin música sería un mundo sordo… ¿y usted se imagina un mundo sordo?

Un amigo mío que es músico acaba de declarar que él prefiere quedarse ciego antes que sordo, pues no se imagina una vida sin música…
Uy, no me ponga en ese trance, yo no quiero quedarme ni ciego ni sordo (risas). A mí me gusta ver todo lo que pasa a mi alrededor y disfrutar de todo lo que escucho.

Su relación con la música es permanente…
Es diaria. El día que llega las 7 p.m., y veo que no tengo que ofrecer un concierto, me quedo apagado. Cantar es un aliciente…

¿Cómo se plantea su entrega en un escenario?
Al principio de mi carrera, un crítico musical escribió lo siguiente: “Cada vez que canta Raphael, lo hace como si fuera la primera vez y la última, con una entrega que conmueve”. Y agregaba que lo sentía como la primera vez por la ilusión que sentía al escucharme –yo le pongo mucha ilusión a lo que hago–, y la última, porque yo nunca me reservo nada. Cada uno de mis conciertos es como el primero y el último. Yo no he cuidado mi voz… pero nunca hice nada para perjudicarla: no soy una persona nocturna, no bebo, no fumo, durante el día apenas hablo, menos por teléfono, doy pocas entrevistas; por eso mi voz se mantiene fresca, limpia.

*¿Cuánto ha sacrificado de su vida por la música?
No he sacrificado nada porque, afortunadamente, he tenido una familia que supo entender mi forma de vivir, los ritos de mi trabajo. Mi familia me aúpa, me engríe, me cuida, está pendiente de mí. La verdad, no he tenido que renunciar a nada importante por la música.

Está casado desde 1972…
Para que un matrimonio dure tanto tu familia te debe importar tanto como me importa a mí, y que las tentaciones que uno pueda tener sean siempre menos valiosas que la familia; es una cuestión de evaluar (risas). Igual, las tentaciones me divierten… porque a quién no le gusta mover ciertas cosas, emocionar; que a pesar del paso del tiempo estas sigan (ríe).

¿Cayó en alguna tentación?
¡No le oigo! (risas). No caí en ninguna tentación importante (ríe).

¿Cuál fue el mejor Raphael: el de los 60, 70, 80…?
Creo que siempre hubo la necesidad de que volviese a aparecer. Mi estilo es muy personal, no estoy clonado con ningún otro artista. Entonces, la gente va y escucha otras cosas pero, luego, siento su llamada: “Raphael, vente, regresa, cántanos otra vez”.

¿Y cómo ha sido su contacto con la vida?
Muy real, muy de a pie. Me gusta estar con la gente, conversar con ella, estar muy informado de todo lo que sucede a mi alrededor y en el mundo. Insisto, mi vida es muy real, muy cotidiana.

Hábleme de su relación con América Latina…
Es maravillosa. Desde la primera vez que fui sentí que entraba a mi casa; nunca me he sentido extraño en ese lugar, me han dado mucho amor, mucho respeto… siento que es una prolongación de Linares, de Madrid, de España. Por eso, llegar a Latinoamérica es un verdadero placer. Y a Perú voy desde jovencillo, y no solo para cantar en Lima sino también en otras ciudades de su país… y esta vez volveré a hacer lo mismo.

Usted le ha cantado a ‘Chabuca’ Granda…
A ‘Chabuca’ la conocí en México. Ella me escribió unas canciones maravillosas y, luego, yo, con composición de Manuel Alejandro, le hice un homenaje: Chabuca, limeña. Hombre, del Perú me gusta todo, hasta la comida.

Manuel Alejandro ha sido muy importante para usted.
Ha sido muy, muy importante… pero en su vida también he sido muy importante yo (ríe). Juntos somos una mancuerna que funciona desde que nos conocimos. Sin duda, le debo mucho.

¿No siente que hoy hay mucho artista prefabricado?
Sí, pero eso pasa porque se dejan influenciar por las casas discográficas. Yo nunca me dejé manipular; yo solo canté lo que sentía.

Recibió, en 1982, un disco de uranio por vender 50 millones de discos, pero hoy no hay industria musical…
La que está en crisis es la industria musical, no la música. La música es indispensable para el ser humano y tomará el camino que tenga que tomar, hoy es la Internet, mañana podrá ser otro, pero música siempre habrá… y en ese camino que elija, allí estará Raphael (ríe).

AUTOFICHA

- Soy una persona que, con mis años y con el bagaje de carrera que tengo, siente una satisfacción enorme al ver que el público que va a verme es, en su mayoría, joven.

- Soy amigo de muchos artistas jóvenes. Para ellos soy una especie de guía a seguir. Por eso, me complace mucho confraternizar con ellos.

- Hay jóvenes que cantan muy bien, pero deben evitar clonarse con los artistas de antes, cada uno debe buscar su camino y, luego, lo más difícil, mantenerse.


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